Los últimos meses el conjunto de los ciudadanos del Estado hemos sufrido un aumento salvaje en la factura de la luz. Los codiciosos directivos de las energéticas españolas han aprovechado su situación de oligopolio para imponer precios más altos a una ciudadanía bastante castigada ya por la crisis del covid-19.

Mientras tanto el Gobierno, que alardeaba de ser el ejecutivo más izquierdista de la democracia, apenas ha tomado medidas para reducir los escandalosos beneficios de las eléctricas. Por ello, la nacionalización de las eléctricas se antoja como algo imprescindible para regular los precios, abaratar la factura de la luz y recuperar por parte del Estado los beneficios que actualmente se quedan en los bolsillos de unos pocos millonarios.