Janina PÉREZ ARIAS
Entrevue
OLIVER STONE
DIRECTOR DE CINE

«Con John Fitzgerald Kennedy el mundo de hoy hubiera sido diferente»

El veterano director Oliver Stone retoma y ahonda en el magnicidio del carismático mandatario estadounidense en el documental “JFK: Caso revisado” y lo hace apoyándose en archivos desclasificados.

En tiempos de fake news, de la post verdad, de teorías conspiratorias y del aniquilador dominio de las redes sociales, Oliver Stone (Nueva York, 1946) parece un cineasta empeñado en que no quede en el olvido un acontecimiento que le removió desde la juventud y que cambió el curso de la historia de su país, tal y como fue la muerte de John Fitzgerald Kennedy en 1963.

Acostumbrado a estar en la línea de fuego, de levantar polémicas y hablar de temas políticos que muchos preferirían obviar, Stone porta artillería pesada con “JFK: Caso revisado”.

El documental, estrenado en la pasada edición del Festival de Cannes, aborda exhaustivamente el caso del magnicidio de Kennedy apoyándose en testimonios, pruebas y material gráfico desclasificados en 2017, siguiendo el hilo de las detalladas investigaciones de James DiEugenio, autor del libro “Destiny Betrayed: JFK, Cuba and the Garrison Case” (2012) y también guionista de la película.

DiEugenio era la persona adecuada para este proyecto, ya que, según Stone, «es muy bueno en lo que hace, sabe de todo hasta la obsesión, recuerda cada detalle, y eso es lo que se necesitas cuando te ocupas de un caso como este».

El cineasta niega que esté obsesionado con el magnicidio. «La verdad es que me importa el espíritu de Kennedy», afirma. «Para mí representa el espíritu de la paz, y la paz es lo que más me obsesiona y lo que debería de obsesionarnos a todos. Esa ha sido mi motivación para hacer este documental», apunta.

“JFK: Caso revisado” rebate los argumentos y las teorías expuestas por la Comisión Warren, encargada de la investigación del crimen, y que se convertiría en la versión oficial.

En la película, Stone cuestiona la trayectoria de los proyectiles que acabaron con la vida de Kennedy (la llamada “bala mágica”), y deja claro que el servicio secreto tuvo mucho que ver en ocultar y obviar pruebas y testimonios. «Todo lo que hizo la CIA sigue negándose», sentencia sentado frente a una taza de café.

No es la primera vez que el veterano director se ocupa de la muerte de Kennedy. Ya lo había hecho desde la ficción con “JFK” (1991), basándose en el libro “On the Trail of the Assassins”, escrito por el fiscal Jim Garrison y publicado en 1988.

En aquella película, que causó revuelo y que le valió a Stone una citación ante el Senado, Kevin Costner interpretaba al fiscal Garrison, quien investigó sobre el homicidio en Dallas. En “JFK: Caso revisado”, Stone incluye una escena en particular de esa película para ilustrar las investigaciones. «John F. Kennedy era muy peligroso para el establishment», sostiene ante Garrison el Sr. X, personaje encarnado por Donald Sutherland en la ficción.

Esa afirmación, después de treinta años, sigue ardiendo en el corazón de Oliver Stone y, con las nuevas pruebas aportadas por los documentos que dejaron de ser top secret, constituye el hilo conductor de “JFK: Caso revisado”.

Pero Stone no sería el mismo si no fuera mucho más allá, ya que expone que Dallas fue con Lee Harvey Oswald uno de los tres escenarios posibles para acabar con la vida del mandatario estadounidense. El documental desvela que en Chicago y Tampa se habían planificado atentados similares con su correspondiente chivo expiatorio.

«No creo que fueran los aparatos del Estado los autores del asesinato, aunque evidentemente fue orquestado por individuos en posiciones de poder», asevera Oliver Stone.

Para el director hablar del pasado le remite directamente al presente. «¿Por qué América está controlando el mundo?», se pregunta. «EEUU ejerce su poder dominante en todo el mundo, dictándole a otros países lo que tienen que hacer. Con John F. Kennedy el mundo de hoy hubiera sido diferente. Le bastaba completar un segundo mandato para realizar muchos cambios», afirma imaginándose un mundo quizás mejor si John F. Kennedy hubiera llevado a cabo todo lo que tenía en su agenda.

Uno de esos “cambios” que Kennedy estaba impulsando se relacionaba con la instauración de la paz, precisamente en los años de la Guerra Fría, cuando la estabilidad en el mundo era como un castillo de naipes.

«Kennedy era un devoto de establecer la paz espiritual entre países», rememora Stone. «Con él hubo esfuerzos reales en relación a Rusia o Cuba; además, con el Memorando de Acción de Seguridad Nacional, quiso traer de vuelta a gran parte de los estadounidenses enviados a Vietnam. Kennedy estaba haciendo mucho. Su asesinato detuvo esos cambios y Robert Kennedy, que era el indicado para la continuidad, corrió la misma suerte».

A sus 76 años, el inquieto Oliver Stone no está dispuesto ni a quedarse tranquilo ni a olvidar. Demócrata confeso, se ofusca cuando analiza la situación política estadounidense, el caos provocado –o más bien evidenciado– por Donald Trump, «un irresponsable, poco listo, centrado en sus propios intereses», le describe.

Y, aunque no muestra tanto entusiasmo hacia el presidente Joe Biden, a quien califica como «un experimentado político, parte de la estructura de los tiempos de Kennedy», reconoce que en EEUU «necesitábamos un periodo de calma».

Las aguas, sin embargo, siguen revueltas, tanto en EEUU como en el mundo. Stone retoma el espíritu de la paz que tanto admira en John F. Kennedy y aprovecha para traer a colación una línea del famoso discurso de junio de 1963 “A Strategy of Peace”: «¿Qué tipo de paz buscamos? No una Pax Americana impuesta al mundo por las armas de guerra estadounidenses», cita Oliver Stone añorando la paz que quizás pudo ser y cuyo propulsor fue abatido en Dallas un día soleado de noviembre en 1963.