iKoldo LANDALUZE
DONOSTIA

Reedición de «Yo, Asimov», el legado del soñador de futuros

Tras permanecer 20 años descatalogadas, Arpa Ediciones ha publicado el tercer y último libro de memorias que Isaac Asimov tituló “Yo, Asimov”. Mediante un tono ameno, el firmante de obras tan referenciales como “Fundación” compartió sus recuerdos y anhelos.

Isaac Asimov está considerado como uno de los padres de la ciencia ficción moderna.
Isaac Asimov está considerado como uno de los padres de la ciencia ficción moderna. (Rowena MORRILLI)

“¿Cómo se llega a ser un genio? ¿Quién estableció, para empezar, los criterios para convertirse en uno?”, son las preguntas-llave que Isaac Asimov utilizó para prologar y darnos acceso a las entrañas de “Yo, Asimov”, su tercer y último libro de memorias, que ha regresado a las librerías tras permanecer 20 años descatalogado. Arpa Ediciones ha sido la responsable de recuperar esta obra que vio la luz por primera vez y de manera póstuma en 1994.

Este tercer volumen es fiel espejo de su propio autor, una obra densa, muy amena y en la que el escritor saca a relucir opiniones y recuerdos que arrancan cuando sus padres judíos rusos emigraron a Estados Unidos, país que pisó por primera vez con tres años, y se prolongan hasta sus recuerdos como profesor universitario, trabajo que dejó en cuanto pudo vivir de la literatura.

Uno de los apartados más suculentos lo encontramos en su abundante anecdotario sobre los muchos editores con los que publicó, entre ellos Judy-Lynn del Rey, la célebre editora de ciencia ficción que sufría enanismo y que Asimov recuerda con mucho cariño y confesando que quedó tan impactado la primera vez que la vio que apartó su mirada de ella. Las memorias también recuerdan sus encuentros y desencuentros con otros autores vinculados a la ciencia ficción, entre ellos L. Ron Hubbard -escritor de segunda fila que derivó en totémico gurú de la dianética y fundador de la iglesia de la Cienciología- y Gene Roddenberry, expiloto de guerra que fue el creador del fenómeno televisivo “Star Trek”. Cabe recordar que Asimov fue asesor científico en su primera prolongación cinematográfica.

Otro capítulo aparte merece su relación con Robert Heinlein, el tercer gigante de la ciencia ficción moderna junto a Arthur C. Clark y el propio Asimov. Según el autor de “Yo, robot”, «en nuestra amistad ha habido una cierta reserva. Heinlein no era un individuo complaciente y tolerante como los demás escritores de ciencia ficción que conocía y me gustaban. No era partidario del ‘vive y deja vivir’. Tenía el convencimiento de que él sabía más y se empeñaba en enseñarte para que estuvieras de acuerdo con él».

Un genio paradójico

“Yo, Asimov” es el testimonio legado por un genio paradójico que escribió sobre viajes a las estrellas y se negó a volar en avión porque tenía pánico; que imaginó universos extraterrestres y vastas civilizaciones galácticas mientras se quedaba en casa entre montañas de páginas que rellenaba todos los días del año, incluidos fines de semana y Navidad porque, según él, «son las fechas en las que nadie me interrumpe». Publicó compulsivamente más de quinientos libros y aun así encontró tiempo para compartir sus ideas con algunas de las grandes mentes de su época. En sus memorias comparte sus pensamientos y observaciones sobre la religión y la política, el amor, la lucha de la mujer por sus derechos, la amistad y la censura, la fama y la mortalidad. Es una guía que nos permite seguir la senda de un coloso literario que siempre fue consciente de su de su tamaño e influencia -«la modestia no es mi punto fuerte», solía decir-, pero que, por su fe en la razón, su naturalidad y jovialidad, siempre despertó una mezcla de simpatía y admiración. El firmante de obras tan referenciales como la trilogía que conforman “Fundación” (1951), “Fundación e imperio” (1952) y “Segunda fundación” (1953), fue definido por Carl Sagan como «el autor más influyente de la ciencia ficción».