Mikel INSAUSTI
65

La extinción del cine con dinosaurios

Más allá de la deuda que “65” (2023) contrae con la franquicia jurásica creada por Steven Spielberg y Michael Crichton, toma prestadas muchas otra ideas, desperdigadas pobremente por un raquítico argumento que es obra de una cotizada pareja de guionistas como son Scott Beck y Bryan Woods, que escribieron para John Krasinski la muy inquietante y original “Un lugar tranquilo” (2018), y para ellos mismos en la dirección se han reservado un libreto mucho menos sorpresivo. Vuelven a insistir en la idea del silencio, que tan bien les funcionó entonces, pero ahora aplicada a una aventura muy lineal en la que la pareja protagónica no debe hacer ruido para pasar desapercibida ante los grandes depredadores. La época prehistórica de hace 65 millones a la que alude el título podía haber sido perfectamente un futuro apocalíptico, dadas las similitudes con la fallida película de Shyamalan “After Earth” (2013), que ya son ganas de repetir errores. Y la relación entre el astronauta y la única menor superviviente es calcada en peor de la que matienen el chileno Pedro Pascal y Bella Ramsey en la serie de moda “The Last of Us” (2023).

Todo resulta incongruente en “65” (2023), que presenta la misma lluvia de asteroides causante del accidente de la nave alienígena que visita la Tierra como culpable de la extinción de los dinosaurios. Pese al aspecto humanoide de los viajeros del espacio procedentes del planeta Somaris, no sembrarán la semilla de la humanidad en ese nuevo mundo recién descubierto, sino que saldrán huyendo en la única nave salvavidas que no ha resultado dañada en la colisión.

Como quiera que se encuentra en un lugar alejado, la distancia a recorrer sirve de pretexto para un cruce entre el survival y la ciencia-ficción con las patitas muy cortas.