Raimundo FITERO
DE REOJO

Gametos de alto rendimiento

Un donante de semen de Países Bajos ha sido denunciado porque se le atribuyen un número de descendientes por inseminación artificial cercano a los quinientos cincuenta hijos. Este hombre vendía su semen en diferentes clínicas locales y por Internet en muchos otros países. La legislación actual en Países Bajos limita la donación de semen, o la procreación con esos gametos masculinos, a veinticinco descendientes. Desde hace un tiempo, se puede solicitar a partir de los dieciséis años, conocer al padre biológico. Esa cifra limitada evita conflictos mentales al padre si hay mucha demanda, al igual que las posibilidades de indeseables futuros incestos.

Este sujeto aprovechó que no existe un registro central de donaciones y fue expandiendo su genética por muchas clínicas especializadas pero que no comparten sus archivos, además de que existen especialistas médicos en estos asuntos que prefieren el anonimato, lo mismo que quienes son fecundadas. Es una situación paradójica. La legislación es estricta en algunos lugares y muy laxa en otros. La casuística imaginativa.

No queda claro si esta cantidad de gametos que llegaban a ser zigotos es fruto de una necesidad económica o de un afán procreador patológico. Las técnicas de reproducción asistida han avanzado mucho. Pero supimos la semana pasada que en un clínica española un error hizo fecundar in vitro a una mujer con otro semen que no era el de su marido. Y se sabe de médicos especialistas en estos asuntos que cuando fallaba el semen comprado y aportado por sus pacientes usaban el suyo propio con un éxito bastante exponencial.