Aritz INTXUSTA
UNAS FIESTAS QUE NO OLVIDAN

Banderas palestinas rodean el monolito a Germán

El 8 de julio es el día que mataron a Germán Rodríguez. La música de las txarangas de las peñas enmudece en el momento en que la Policía española irrumpe a tiros en la plaza. Junto a la estela en la calle Orreaga, como cada año desde hace 46, cientos de personas escuchan aquella historia. En el acto se lloró la ausencia de Presen Zubillaga, una figura clave en la lucha memorialista de la ciudad.

Fermín Balentzia cerró el acto.
Fermín Balentzia cerró el acto. (Idoia ZABALETA | FOKU)

Las banderas palestinas rodearon ayer la estela de Germán Rodríguez en la calle Orreaga, aunque la mayoría de los presentes ni siquiera llegaron a ver la escultura debido a la cantidad de gente reunida. Tampoco vieron los enormes ramos de flores rojas que peñas, grupos memorialistas y concejales del ayuntamiento depositaron junto al monolito.

Miembros de asociaciones que trabajan en el ámbito de la memoria, como la propia plataforma Sanfermines del 78 o la asociación 3 de Marzo de Gasteiz (sucesos que también tuvieron a Rodolfo Martín-Villa como responsable último, en calidad de ministro del Interior), portaron la pancarta principal, en la que podía leerse «Crimen de Estado».

Entre los cientos de personas que asistieron, sin ocupar lugar destacado, estuvieron concejales de la ciudad, los consejeros de Geroa Bai y varios parlamentarios de EH Bildu. Además de responsables del Instituto Navarro de la Memoria.

Sobre la tarima, se recordó lo sucedido hace 46 años, durante los trágicos sanfermines de 1978, en euskara, castellano y la lengua de signos.

Aquel 8 de julio, la Policía española irrumpió a tiros en la Plaza de Toros y lanzó una gran operación de castigo bajo el argumento de que había una pancarta que solicitaba la amnistía de los presos. Los incidentes se saldaron con once heridos de bala (siete de ellos en la plaza) y una víctima mortal: Germán Rodríguez.

Durante el acto en memoria del fallecido, se quiso reconocer la lucha incansable de quienes llevan más de cuatro décadas denunciando estos hechos, destacándose las mociones aprobadas este año en el Ayuntamiento de la ciudad y en el Parlamento, en las que ambas instituciones declaran lo sucedido como un crimen contra la humanidad.

El portavoz de la plataforma puso en valor estas mociones, dado que los crímenes contra la humanidad son imprescriptibles y, por tanto, no se pueden amnistiar.

Porque insistió en que sigue viva la batalla judicial para tratar de tumbar la Ley de Amnistía que dejó impunes a los responsables de la muerte del joven militante de la LKI en aquellas fiestas que acabaron siendo canceladas por la gravedad de lo ocurrido.

Cabe destacar que no solo se ha negado justicia a los heridos y a la familia de Rodríguez. También se les sigue negando su derecho a la verdad. Lo sucedido aquel día sigue siendo considerado como un secreto de Estado y los documentos oficiales que recogieron aquellos hechos no se han hecho públicos. Sí que ha dado pasos el Gobierno de Nafarroa al reconocer formalmente como víctimas de los funcionarios públicos a cuatro de los heridos de bala.

RECUERDO A PRESEN ZUBILLAGA

El momento más emotivo del acto de ayer fue el recuerdo a Presen Zubillaga, uno de los motores de la plataforma memorialista que organiza cada 8 de julio a la una de la tarde este homenaje. Por ello, un retrato de esta activista estuvo presente en todo momento sobre el escenario.

Tras la mención a Zubillaga, se bailó un aurresku frente al monolito que recuerda el lugar en el que la Policía mató a Rodríguez. La música fue interpretada por dos personas que resultaron heridas en aquellos incidentes del 78.

Después intervino Mikel Lasarte, quien cantó a la memoria de la ciudad. «Aurrera ezin delako egin, atzera joan gabe», fue el bertso final que coreó la gente allí presente.

A continuación, la cantante La Furia rapeó una canción propia y cerró su intervención recordando «a esa generación de nuestras madres y nuestros padres que nos han enseñado lo que es luchar por la puta dignidad, por la memoria y por la justicia».

El acto prosiguió con una denuncia de la situación en la que vive Palestina, censurando el genocidio que está llevando a cabo Israel. La multitud, en aquel momento, comenzó a corear «Palestina askatu» y «Estado sionista, Estado terrorista».

Por otro lado, la plataforma Sanfermines del 78 optó por dar protagonismo a los jóvenes del barrio, que sostuvieron que todo lo sucedido no es ya únicamente un crimen impune, sino que ha pasado a ser una tragedia cuya memoria ha servido después para forjar la memoria colectiva de un barrio, que se encuentra hoy en plena transformación.

«Nuestras calles y plazas han cambiado, y mucho. La centralidad marginal de lo viejo, esa que tú [en referencia a Germán Rodríguez] ayudaste a explicar en el libro ‘El espacio de la fiesta y la subversión’, ha transitado hacia una turistificación incipiente», proclamaron estos jóvenes, que también lamentaron que «las viejas tiendas de barrio son ahora casas de apuestas».

El acto se cerró después de que Fermín Balentzia subiera a escena e interpretara ‘‘Oroitarria’’, su canción en denuncia de estos hechos.