Trabajadoras de cuidados reivindican su derecho al ocio
Las trabajadoras de cuidados también quieren verano. Una protesta para reivindicar su derecho al ocio y al descanso recorrió ayer las calles de Donostia, con cinco paradas estratégicas y un grito recurrente: «No estamos todas, faltan las internas».

La cita era a las 12.00 en el Boulevard, y la imagen era reveladora: mayoría de blancos en las calles de la turistificada Donostia disfrutando de sus vacaciones, mayoría de racializadas luchando por sus derechos alrededor del quiosco, primera de las cinco paradas del recorrido reivindicativo que trabajadoras de hogar y de cuidados de los cuatro territorios de Hego Euskal Herria realizaron ayer en la ciudad.
«Estamos aquí hoy porque queremos hacer una reivindicación fundamental para nuestra salud física y mental; queremos poder disfrutar de vacaciones, de tiempo libre, de ocio, de darnos un descanso del intenso trabajo que realizamos de manera continua y en muchos casos sin horarios, poco valorado y reconocido», manifestaron las integrantes de la asociación Bidez Bide.
Recordaron que «lo personal es político» y, por tanto, llamaron a «repolitizar la palabra autocuidado», tan de moda en la sociedad en general, pero a veces inalcanzable para las cuidadoras.
Siempre acompañadas por la batucada feminista, marcharon hasta la sede del servicio Zuzenean del Gobierno de Lakua. Desde ese lugar, integrantes de la Asociación de Trabajadoras del Hogar y de los Cuidados de Araba trasladaron la preocupación de las trabajadoras por el difícil acceso a los cursos de formación sociosanitaria, que desde el año 2018 son requisito indispensable para seguir trabajando tanto en Araba como en Gipuzkoa. Remarcaron, además, que las compañeras que no tienen padrón, permiso de trabajo o de residencia no pueden acceder a dicha formación.
La interpelación a las instituciones públicas vascas no acabó ahí. Cuando la manifestación arribó hasta la plaza Gipuzkoa de Donostia, donde se encuentra la sede de la Diputación de este herrialde, recordaron que las diputaciones de la CAV son las responsables de que tengan que trabajar «sin la garantía mínima» de sus derechos laborales y sin convenio provincial en Araba. Criticaron «la proliferación sin control de las residencias privadas» y, en ese sentido, apuntaron que muchas familias contratantes «no pueden hacerse responsables de todo el gasto que conllevan los cuidados».
NI RÉGIMEN INTERNO, NI LEY DE EXTRANJERÍA
La marcha continuó su recorrido recordando en todo momento que no estaban todas las que son: faltaban las trabajadoras de cuidados en régimen interno. En todo momento, exigieron la abolición de este trabajo «esclavo», al tiempo que pidieron un convenio digno para todas las empleadas del sector.
La penúltima parada de esta movilización, que se desarrolló en tono festivo y alegre, fue en el puente Santa Catalina, desde donde denunciaron con fervor las fronteras, así como las violencias a las que se enfrentan muchas de las mujeres que han vivido procesos migratorios.
Según explicaron, esas violencias no cesan con la llegada a Euskal Herria por culpa de la Ley de Extranjería, que les obliga a trabajar años sin permiso de trabajo, sometiéndoles a «infinidad de vulneraciones laborales y sociales», alertaron desde Tycna y Mujeres del Mundo.
La movilización acabó en la plaza Catalunya del barrio donostiarra de Gros, que en estas fechas celebra sus fiestas. Ese lugar, como otras plazas, «simboliza los espacios en donde muchas trabajadoras de hogar y de cuidados pasamos nuestro poco tiempo libre», apuntaron las socias de Maitelan.
Finalmente, materializaron el deseo de tomar el espacio público, de autocuidarse y de disfrutar de su tiempo de ocio, participando en la comida popular de la plaza Catalunya.

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