Raimundo FITERO
DE REOJO

Sigue el bochorno

Acepto la posibilidad recomendable de meterme en mi caparazón mientras sigue el griterío, el ruido y el bochorno se hace tan irrespirable como imposible. Las estadísticas sobre la temperatura general de tu pueblo, tu región, tu país, la zona económica en la que sobrevives, el continente, la geopolítica y el planeta no mienten. Constatan. Y nos dicen que cada mes desde hace ya unos cuantos, muchos, demasiados, se van superando las temperaturas medias de los últimos cincuenta años. Con o sin ola de calor, las temperaturas están por encima de la media ponderada de varias décadas. En el hemisferio sur, el frío va subiendo a latitudes templadas. Sin respiro ni esperanza.

Por eso no soy capaz de fijarme en lo que dicen, lo que callan, lo que gritan en la Carrera de San Jerónimo, ese semicírculo que tanto me entretiene en mi faceta de zoólogo aficionado. Sé que hay un juez extravagante que se está labrando un futuro a base de retorcer la lógica jurídica, la trampa evidente de la extrema derecha bifronte española, con Borja Mari cada día con el pelo más ensortijado, con la legislatura más tambaleante y la repetición de las elecciones catalanas más cerca.

Así que sigo a Kamala Harris, al cambio radical de la opinión publicada, a la llegada de decenas de millones en veinticuatro horas para su campaña y que sirve para que se repita con la fe del carbonero que existen posibilidades de derrotar a Trump. En eso empleo la circunvalación regenerativa de energías verdes en lo político-ambiental. Mirando a las estrellas, las medusas y la nueva gama de gafas de sol.