Alta intensidad
Acompañamos la subsistencia canicular de impulsas familiares, encuentros imposibles con una memoria emocional diluida en el tiempo y las redes sociales y lecturas sesgadas. Así que cuando leemos que han existido en algún lugar agresiones sexuales de «alta intensidad», entramos en un terreno mental de insuficiencia funcional, ya que el subconsciente aplicado desde una ideología que se intenta camuflar nos lleva a desvaríos de esta entidad acusatoria. Porque si hay alta intensidad quiere decir que alguien entiende que existen agresiones sexuales de baja intensidad y ahí, justo ahí, entramos en la negación y camuflaje.
Casi todo se puede medir con metrónomos y el sonido lo calificamos por su fidelidad e intensidad, por lo que escuchar a Netanyahu en un mismo discursos en sede parlamentaria de EEUU encadenar conceptos como que lo que está haciendo en Gaza es una lucha entra la civilización y la barbarie y nadie duda a qué pueblo y cultura coloca en cada categoría, por lo que nos situamos en un idea finalista, supremacista, totalitaria sin remisión que culmina con un tono más cercano a los políticos norteamericanos diciéndoles «dadnos armas y acabaremos más rápido». ¿Se entiende verdad? No hay doble sentido, su misión es acabar con todos, es una clara voluntad de llegar lo más rápido posible a la solución final.
Parece imposible el retorno a unas temperaturas globales templadas debido a nuestra imprudencia. Antes de ayer se batieron dos veces en veinticuatro horas las máximas temperaturas en el globo terráqueo desde que se pueden medir. Ojo al dato.

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