Raimundo FITERO
DE REOJO

Catálogo de contaminaciones

Una lesión reiterativa nos coloca ante ese espejo contaminante de la pasión desmedida y patriotera en una narración. Escuchaba la radio cuando Carolina Marín, la jugadora española de bádminton, se lesionó. Fueron unos minutos dramáticos, una decepción abrumadora, unos llantos, un intento de recomponer la figura hasta que se derrumbó y se comprobó que una de sus rodillas se había vuelto a lastimar. Una lesión grave que ya había superado dos veces, una en cada rodilla. Se da la circunstancia que en el partido que se retransmitía parecía que iba directa a poder jugar la final. Y de repente en la radio la narración se volvió antideportiva y patriotera. Muy fea reacción del director del programa. No de los comentaristas especializados.

El caso de la boxeadora argelina con unas variables en sus cromosomas que hacen que su cuerpo genere más testosterona de lo que se considera habitual ha abierto la contaminación tránsfoba a partir del odio de la extrema derecha italiana secundada por todos sus conmilitones europeos. Hemos leído auténticas barbaridades que bloquean cualquier análisis sobre la diversidad de cada ser humano y sus capacidades dotadas por la genética y aumentadas y condicionadas por el entrenamiento específico.

Aunque contaminación, la de verdad, la histórica y con consecuencias, la del río Sena. Varias atletas de triatlón con problemas de salud después de nadar en sus aguas. Una de ellas con la bacteria E. coli detectada. Bélgica ha retirado al equipo. Atención a las resoluciones administrativas, deportivas y/o judiciales.