Las huestes de la extrema derecha bicéfala sufren desde hace muchos meses una suerte de paranoia indiscriminada. Todo lo que sucede fuera del campo de acción de su banda es humillación, golpismo, rompimiento, desastre y claudicación a granel. Da lo mismo lo que se proponga, la respuesta es siempre la misma y con los mismos dogmas y falta de argumentos que difuminen la sospecha de actuar sin propuesta, lo que de cualquier manera nos lleva a entender que estamos ante jaculatorias o rosarios mediáticos que sirven para llenar templos y cepillos, pero que si miramos ahora mismo la capacidad de poder en disponibilidad presupuestaria y territorial resulta que ha aumentado en una dirección. Debe escocer.

Lo que sabemos es que Salvador Illa ha formado un Govern que en su composición encontramos suficientes elementos como para no saber de qué va. Lo único es que es muy poco de izquierda. Lo demás es una incógnita. Se trata de ese pragmatismo catalán que se disfraza de tantas cosas, como llamarlo seny. El nuevo arrebato populista de las derechas es ese pacto económico que han firmado PSC y ERC que, como es lo habitual, se discute, se llama golpismo fiscal, anticonstitucional, sin leerlo y sin entrar en que todo se deberá negociar, pactar, votar en sede parlamentaria. Y que, como es histórico, ayudará a nivelar las balanzas fiscales de todas las comunidades autónomas que se apuntarán sin rechistar.

Alarma. La OMS advierte de una epidemia de la viruela del mono. Es un asunto muy serio. El foco está en República del Congo, pero se está expandiendo. Se necesitan vacunas.