Joseba SALBADOR GOIKOETXEA
Periodista
1994

El IRA abre las puertas a la paz

Gerry Adams, presidente del Sinn Féin en los años 90, muestra su optimismo en una de sus visitas a Euskal Herria.
Gerry Adams, presidente del Sinn Féin en los años 90, muestra su optimismo en una de sus visitas a Euskal Herria. (Andoni CANELLADA | FOKU)

El primer alto el fuego «total e indefinido» por parte del Ejército Republicano Irlandés (IRA), decretado el 31 de agosto de 1994, hace hoy justo 30 años, supuso el primero de los dos intentos para abrir las puertas a la paz, que finalmente llegó con el Acuerdo de Viernes Santo en 1998, poniendo fin a 30 años de conflicto armado en Irlanda del Norte.

El acuerdo histórico de Viernes Santo, firmado el 10 de abril de 1998 en el castillo de Stormont entre representantes de los gobiernos británico e irlandés y aceptado por la mayoría de los partidos políticos norirlandeses, permitía estrechar las relaciones entre el norte y el sur de la isla y reconocía el espacio político a ocupar por la comunidad nacionalista, dejando en manos de la ciudadanía toda decisión sobre un cambio de soberanía.

El tratado fue refrendado por el 71,1% de los norirlandeses y, aunque no trajo el fin de la violencia de forma inmediata, ya que a los pocos meses se vivió el atentado de Omagh -reivindicado por el IRA Auténtico y que dejó 29 muertos-, sí que contribuyó a que con el paso de los años, en 2005, el IRA entregara definitivamente las armas.

Pero todo este proceso comenzó hace ahora tres décadas, el 31 de agosto de 1994, cuando al cabo de un año de negociaciones de paz entre católicos y protestantes, el IRA decretaba la suspensión completa de sus operaciones militares, al considerar que se daban las posibilidades políticas necesarias para avanzar en la consecución de una paz justa y duradera.

La declaración fue saludada desde todas las instancias. Ese mismo día, el presidente del Sinn Féin, Gerry Adams, alabó el valor del IRA y pidió la creación de una Irlanda «unida y libre». En este sentido, subrayó que «la lucha no ha acabado, solo entra en una nueva fase», y por ello, exigió la desmilitarización del norte de Irlanda, la retirada del Ejército británico y la liberación de todos los prisioneros políticos irlandeses.

El primer ministro británico, John Maior, calificó de «altamente estimulante» la declaración del IRA e indicó que debía quedar claro que se trataba realmente de una «permanente» renuncia a la violencia. «Si eso es así, entonces muchas opciones están abiertas». Entretanto, el primer ministro irlandés, Albert Reynolds, dijo que el alto el fuego «debe ser aprovechado como una oportunidad histórica para erradicar las armas de la política irlandesa».

El único que no mostró su alegría fue el líder del Partido Unionista Democrático, el reverendo protestante radical Ian Paisley, quien expresó sus dudas sobre las concesiones que pudo haber realizado John Major. «No queremos una paz que sea una rendición», dijo.

El anuncio del IRA provocó también las muestras de júbilo de la población. Nada más conocerse la noticia, miles de simpatizantes nacionalistas se congregaron ante la sede del Sinn Féin. Familias enteras coreaban himnos nacionalistas y expresaban su optimismo por la histórica oportunidad para el establecimiento definitivo de la paz, ante la mirada impasible de los soldados británicos, desplegados con normalidad en sus tanquetas en los principales cruces de la capital del norte de Irlanda.

RUPTURA DEL ALTO EL FUEGO?

Año y medio después de esta declaración, sin embargo, el 9 de febrero de 1996, el IRA daba por terminada la tregua con una bomba en Londres que ocasionó dos muertos y cientos de heridos, ante la falta de avances políticos en las negociaciones de paz.

Salvado ese escollo, el IRA ofrecía otra oportunidad el 19 de julio de 1997, al decretar un nuevo alto el fuego que fue respondido favorablemente por los representantes del Gobierno británico, al señalar que establecerían contactos con el Sinn Féin tan pronto entrase en vigor.

En este sentido, el dirigente de la organización política norirlandesa Gerry Adams manifestó que en esta ocasión la responsabilidad del avance en el proceso de pacificación correspondía al primer ministro británico.

Al final, menos de un año después de este segundo alto el fuego, llegaba el esperado acuerdo de Viernes Santo, firmado el 10 de abril de 1998 en el castillo de Stormont, si bien tuvieron que pasar siete años más hasta que el 28 de julio del 2005, el IRA hiciese una nueva declaración histórica al ordenar a todas sus unidades que depusieran las armas y dieran por finalizada definitivamente la lucha armada.

UNIFICACIÓN DE LAS DOS ALEMANIAS.

También un 31 de agosto, en este caso del año 1990, se firmaba el tratado de unificación política de las dos Alemanias, dos meses después de la entrada en vigor de la unión económica y monetaria entre los dos estados y 33 días antes de la anexión formal de la RDA a Alemania Federal.

El extenso documento, que constaba con anexos de casi mil páginas, fue rubricado por el ministro alemán occidental del Interior, Wolgang Schauble, y por el secretario de Estado germano-oriental, Guenter Krause, quienes dirigieron las negociaciones para la redacción del tratado.

Las últimas diferencias que persistían hasta el día de la firma, la legislación sobre el aborto en la futura Alemania unida y el destino de los archivos de la antigua Policía política comunista (Stasi), fueron resueltas a última hora.

La ceremonia no tuvo lugar en el antiguo Reichstag, sito en Berlín Occidental, como se informó al principio, sino en el palacio Unter den Linden, antigua residencia de los príncipes herederos de Prusia, situado en Berlín Este.



[1984] Una última página llena de noticias de última hora

La última página de los diarios de los años 80 se reservaba para acoger las noticias de última hora que se producían después del cierre de las distintas secciones del periódico. Era la página que se mantenía abierta hasta la medianoche.

Con el tiempo, esto fue cambiando, sobre todo con la llegada de la digitalización a las redacciones y rotativas, lo que permitía cambiar páginas y planchas de una forma más rápida y menos costosa. Como consecuencia de ello, las últimas páginas se empezaron a dedicar a otro tipo de noticias, entrevistas o reportajes, ajenos a la actualidad, de tal forma que aquellas páginas repletas de noticias de última hora constituyen actualmente una auténtica curiosidad.

Un buen ejemplo de ello lo encontramos en la edición del diario ‘Egin’ del 31 de agosto de 1984, hace hoy justamente 40 años, en cuya última encontramos condensadas nada menos que nueve noticias, una de ellas incluso con un comentario firmado por C. Idarraga como complemento a la noticia del cierre de la filial en Madrid de «Selecciones del Reader's Digest» debido a problemas económicos.

Y es que la última página lo aguantaba todo. En este caso, desde la desaparición de la lápida del militante de ETA Jokin Otxoantesana en el cementerio de Hernani, hasta el incendio de la casa de Salvador Dalí en el que el artista resultó herido, pasando por el arresto de un grupo de padres de alumnos de la ikastola municipal de Iruñea que protestaban en el pleno del Ayuntamiento; la quema de tres coches de matrícula francesa en Donostia en apoyo a los refugiados; o incluso la condena del Papa Juan Pablo II a la «Teología de la Liberación».

Una noticia que, como sucedía con frecuencia, venía directamente de la primera página. «La 'Teología de la Liberación', condenada por el Papa (Última página)», era lo que se podía leer en portada.