Raimundo FITERO
DE REOJO

Siniestros parecidos

Javier Milei con banda y bastón presidencial acudió al Parlamento argentino a presentar los nuevos presupuestos para el 2025. Su lenguaje parece salido de un cómic punk de los setenta. Sus nociones económicas son primarias, de tahúr, se trata de ir a un déficit cero a costa de recortes insufribles y de convocar a los fantasmas del libre mercado y de que los servicios los den los estados provinciales a los que, a la vez, les recorta recursos. Para complementar su imagen de desubicado, llama «ratas miserables» a los diputados de la oposición sin los que no saldrán adelante sus cuentas fantasiosas y que parecen apuntar a una destrucción del tejido social que puede llevar a un estallido.

De repente, me parece que estoy en un caleidoscopio animado y la cara de Milei se me transforma secuencialmente en Trump, Maduro, Borrell, Netanyahu. Es una pesadilla sufrida en la más absoluta de las vigilias. Por sus bocas salen culebras, cristales rotos, conspiraciones que solamente se pueden explicar a la luz del montaje y la manipulación. Utilización de personas como objetos, de conceptos como consignas religiosas, injurias insidiosas con el único fin de crear un espejismo irreconocible que contribuya a la acumulación de la angustia vital.

Todas las actitudes de estos protagonistas mediáticos que representan las versiones más conspicuas del poder ejercido con toques patricios inconfundibles, confluyen de manera ordenada para aniquilar cualquier idea de regeneración o de alivio del totalitarismo instrumental. Los clavos ardiendo más usados son la lotería o el fútbol como placebo sustitutivo de la razón.