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TEL AVIV-BEIRUT

Netanyahu denuncia un ataque fallido a su domicilio de un dron libanés

El domicilio del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en la localidad israelí de Cesarea, ha sido el objetivo esta pasada noche de un ataque con un avión no tripulado que no ha dejado víctimas, según fuentes del gabinete de Netanyahu. Lo lanzaron desde Líbano, país contra el que el Ejército Israelí lanzó la incursión más profunda de esta camapaña.

Una columna de humo se eleva desde los suburbios beirutíes tras un ataque israelí.
Una columna de humo se eleva desde los suburbios beirutíes tras un ataque israelí. (Anwar AMRO | FOKU)

El domicilio del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en la localidad israelí de Cesarea (a medio camino entre Tel Aviv y la ciudad norteña de Haifa) habría sido el objetivo esta pasada noche del viernes de un ataque con un avión no tripulado que no ha dejado víctimas, informaron fuentes de la oficina del primer ministro.

Según la primera investigación, el aparato había partido desde Líbano, pero ningún grupo se ha atribuido el ataque, que coincide con una ola masiva de cohetes lanzados por Hizbullah contra varias zonas de Israel.

Un responsable del Gobierno israelí reveló al Canal 12, bajo condición de anonimato, que «Irán ha intentado matar al primer ministro», haciendo referencia a las milicias de Hizbullah, consideradas como la extensión en Líbano de la República islámica.

La Policía israelí se limitó a comentar que el avión acabó impactando en el barrio costero de la ciudad, sin dar más detalles. El Ejército, por su parte, precisó que nadie resultó herido en el incidente y que otros dos objetos voladores no tripulados fueron interceptados.

TRANQUILO Y CON GAFAS DE SOL

El matrimonio Netanyahu no estaba en su domicilio en el momento del ataque, de acuerdo con la oficina del primer ministro.

Horas después, el primer ministro israelí apareció en un vídeo en el que, caminando relajado por un parque con gafas de sol, achacó el ataque a una represalia por la muerte del líder de Hamás, Yayha Sinwar, en una operación israelí esta semana.

«Hace dos días eliminamos a ese asesino de masas. Estamos en una guerra existencial», avisó Netanyahu. «Y seguiremos hasta el final», continuó el primer ministro acusado de genocidio, acallando las voces que, dentro del propio país, consideran que la muerte del líder gazatí podría servir para desencallar el proceso de paz.

«Acabamos con él, y continuamos en nuestra batalla contra el resto de organizaciones terroristas a sueldo de Irán», insistió Netanyahu.

La ola de cohetes de Hizbullah que acompañó al ataque (55 según el Ejército, más de un centenar según medios israelíes) dejó al menos un muerto y ocho heridos en territorio israelí. Al final del día, el número de proyectiles lanzados desde Líbano se acercó a los dos centenares.

EL CUARTEL GENERAL DE HIZBULAH EN EL SUR HA CAÍDO

La noticia del dron haciendo objetivo zonas de la alta sociedad (y comprometiendo incluso la vida de Netanyahu y sus familiares) coincidió con el anuncio del Ejército israelí de que ha tomado el cuartel general de Hizbulah en el sur libanés.

Según los militares, tropas de la 98 División allanaron el cuartel general de la milicia chií y un puesto de observación, desde donde miembros de Hizbulah vigilaban varias ciudades israelíes cercanas a la frontera.

Los soldados también encontraron dispositivos explosivos, armas y material de inteligencia en el centro de mando, según informaron en un comunicado.

Por otro lado, la aviación israelí atacó nuevamente los suburbios meridionales de Beirut, conocidos como Dahye, en una nueva incursión contra esa zona tres días después de la última acción contra esa misma zona, informaron fuentes oficiales.

Una hora antes, el portavoz en árabe del Ejército israelí, Avichay Adraee, emitió una advertencia urgente de evacuación a los residentes de los suburbios meridionales, a unos 6 kilómetros de Beirut, concretamente a los del barrio de Haret Hreik.

Desde el inicio del conflicto hace poco más de un año, los ataques israelíes contra el Líbano han causado más de 2.400 fallecidos y más de 11.000 heridos, la gran mayoría de las víctimas en las últimas tres semanas. Israel admite que 900 de las víctimas son civiles.