Cuando compartían vestuario en el Athletic se juntaban por las noches para ver partidos de la liga argentina. Nunca lo ocultaron. A Ander Herrera le ha atraído Boca Juniors desde que su padre le hablara de este club y le trajera camisetas de sus viajes a Buenos Aires. Iker Muniain se hizo hincha de River Plate por las charlas con Pablo Quiroga, preparador físico del Athletic durante la etapa en la que lo entrenó Marcelo Bielsa. Ahora, en los penúltimos años de sus carreras, la decisión de cumplir el sueño de jugar en Argentina sorprendió en Bilbo, pero sorprendió también al otro lado del océano.

La liga argentina es una de las que más cultura de fútbol alberga, sus clubes cuentan con una basta historia y la pasión de sus hinchadas es imitada en muchos estadios del planeta. Pero también es una liga empobrecida, con problemas de organización estructurales que muchas veces dificultan el desarrollo del trabajo de los futbolistas. Sin embargo, su inevitable atractivo ya ha llamado anteriormente la atención de otros futbolistas con pasado europeo estelar.

«Lógicamente, por lo general vienen en las últimas, a cumplir su sueño de jugar en el quilombo argentino», cuenta Andrés Burgo, reconocido periodista deportivo argentino. «Cuando el paso de Bielsa, aquí se le prestó muchísima atención al Athletic, a esas finales a las que llegó y a esa locura que provocó en el País Vasco», comenta Ezequiel Fernández Moores, uno de los periodistas deportivos de referencia en el país.

EL POLVORÍN DE BOCA

Herrera fichó por el club por el que ha simpatizado desde niño; una institución gigantesca, cuya influencia llega a toda la Argentina, alcanza los espacios de la política y en la que cualquier detalle adquiere una dimensión desmesurada. Ese es el contexto en el que se tiene que manejar.

«La situación de Ander es compleja, porque, evidentemente, su estado físico es frágil», comenta Moores. Y lo argumenta: «El fútbol argentino es mucho más físico que técnico. Se pelea más que se juega y tal vez, a su edad, sintió eso».

Herrera se lesionó en el partido de su debut con Boca Juniors y, desde entonces, las lesiones no le han permitido tener continuidad. «En la vuelta de su última lesión demostró su clase, pero apuró el retorno», comenta Moores, haciendo referencia al partido que les enfrentó a Newell’s. Los médicos del club le habían recomendado seguir con la recuperación, pero él quiso jugar y el entrenador, Fernando Gago, lo sacó en la segunda parte. «Entró, se lesionó a los siete minutos y salió con lágrimas en los ojos», recuerda Moores.

Esta situación la está viviendo el centrocampista en medio de una crisis a nivel de club que pone en peligro la continuidad de su presidente, Juan Román Riquelme, probablemente el mayor ídolo en la historia de Boca. El equipo cayó eliminado en la previa de la Copa Libertadores y la derrota en liga frente a River supuso la puntilla para Gago. El ex del Athletic volvió a jugar en los cuartos de final del Torneo Apertura, pero Boca perdió en casa frente a Independiente, quedó eliminado y la Bombonera estalló contra el equipo y la dirigencia.

«Ander está en un club con una inestabilidad gigante, que está afeando la condición de ídolo de Román», explica Moores. Burgo comparte la opinión de su compañero de profesión: «El otro día Boca fue un descontrol, con insultos a los dirigentes y a los jugadores».

«La gente lo quiere a Ander, pero sabe que puede volver a lastimarse», incide Moores. «En la última vuelta se le vieron los atisbos de calidad. Sobre todo sus toques de primera. El fútbol argentino ha perdido tanta técnica que se ha dificultado el control de la pelota. En lo poco que se lo vio, Ander ha mostrado que tiene otra calidad superior», explica.

EL CAOS DE SAN LORENZO

La experiencia de Iker Muniain está siendo bastante distinta a la de su excompañero. Su primera opción fue el club del que es hincha, el famoso River Plate. Descartados los “gallinas”, el de la Txantrea insistió en jugar en la liga argentina y ahí se abrió la opción de San Lorenzo. Ahora, cuando no se cumple ni un año desde su llegada a los “cuervos”, se puede decir que ha podido aprender bien lo que es el fútbol argentino.

«Desde que Muniain está en San Lorenzo, le ha pasado de todo», cuenta Nahuel Lanzillota, que cubre la información del club para el diario “Clarín”. «Ha llegado a un club muy convulsionado económicamente, políticamente e institucionalmente también», explica.

El navarro vivió un cambio de entrenador al poco de aterrizar en el club. Algo bastante frecuente en el fútbol, sí, pero Miguel Ángel Russo, un técnico que cuenta con mucho prestigio en Argentina, decidió darle la capitanía cuando apenas llevaba un mes en el equipo de los “cuervos”. «Se ganó el respeto de todos sus compañeros. Con su chapa internacional, pero también con su actitud, con su conducta», explica Fernández Moores. «Hubo algunos referentes que se fueron y Muniain ocupó ese lugar que quedó vacante», comenta Lanzillota.

Cuando apenas había estrenado el brazalete de capitán, el equipo sufrió un apriete, una amenaza, por parte de su barra brava. Según relata Lanzillota, «fueron a hablar con el plantel y ahí estaba Muniain, entendiendo muy poco lo que estaba pasando».

En diciembre, San Lorenzo sufrió una dura derrota en casa frente a Tigre. Ese día, mientras la hinchada entonaba un cántico que le toca escuchar a todo club argentino inmerso en una crisis, ese «que se vayan todos, que no quede ni uno solo», Muniain hizo que los futbolistas permanecieran en el centro del campo, aguantando el chaparrón. «Ahí mostró liderazgo. Estuvo bien, la verdad», cuenta Andrés Burgo.

Y CUANDO LEVANTABA LA CABEZA...

Con la llegada del año nuevo, San Lorenzo fue mejorando en su juego. «Con Russo el equipo comenzó a obtener resultados, a ser más parejo, más sólido, sin ser nada brillante», explica Moores. Y cuando parecía que empezaban a levantar la cabeza, se publicaron unas imágenes grabadas con cámara oculta en las que, supuestamente, se veía al presidente de San Lorenzo recibiendo dinero a cambio de que un chico entrara en las categorías inferiores del club. «El presidente fue denunciado ante la Justicia y ha tenido que pedir licencia. El club estuvo tres semanas sin presidente, porque el vicepresidente renunció también y no se ponían de acuerdo sobre quién tenía que tomar el mando», aclara Lanzillota.

En medio de todo este lío y a cuatro días de que el equipo jugara los cuartos de final del Apertura, la plantilla se negó a entrenar en protesta por los meses que llevaban sin recibir sus salarios. «Rápidamente, Iker se puso al frente de la situación con ese comunicado que subió a sus redes en representación de todo el plantel. Todas esas cosas, el hincha, la afición, como dicen ustedes, las valora mucho», declara Lanzillota. Además, a pesar de todos los problemas, el equipo ganó a Argentinos Juniors y se clasificó para las semifinales del Apertura.

«El hincha de San Lorenzo está enamorado de Muniain», según apunta Nahuel Lanzillota, y explica las razones de ese enamoramiento: «Por cómo juega, pero después, por cómo respeta. Siempre muestra una devoción hablando de San Lorenzo y la gente le destaca eso; que sin tener mucho tiempo en el club, rápidamente entendió todo».

HERRERA ETA MUNIAINEN KAOS ARGENTINARRA

Ander Herrerak eta Iker Muniainek Argentinako futbol partidak elkarrekin ikusten zituzten, Athleticen zeudela, eta urte batzuk geroago ametsa bete dute: liga hartan jokatzea. Herrerak Boca Juniorsen koloreak jantzi ditu, haurtzarotik gustuko izan duen taldearenak. Halere, lesioek eta klubaren kaos instituzionalak ez diote utzi jarraikortasunik izatena. Muniain, berriz, San Lorenzora iritsi zen River Platerekin jokatzeko modua ezinezko egin zenean. Klubaren arazoak potoloak izanagatik, iruindarrak berehala hartu zituen ardurak; ikur bat da orain.