Pello GUERRA
2.100 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA CIUDAD

Pompelo, la Iruñea romana con la que soñó Lovecraft

Hace 2.100 años, el general romano Pompeyo fundó la ciudad de Pompelo en el espacio ocupado por un asentamiento vascón y que fue escenario de un particular sueño que tuvo el escritor de literatura de terror Howard Phillips Lovecraft. Esta es la historia del accidentado devenir de esa Iruñea romana.

Imagen de las termas romanas localizadas durante la obras del aparcamiento de la plaza del Castillo. En la página anterior, mosaico hallado en Iruñea que recrea la lucha entre Teseo y el Minotauro.
Imagen de las termas romanas localizadas durante la obras del aparcamiento de la plaza del Castillo. En la página anterior, mosaico hallado en Iruñea que recrea la lucha entre Teseo y el Minotauro. (GARAGOBIERNO DE NAFARROA)

Como está recordando el Ayuntamiento con una amplia programación, hace 2.100 años era fundada Pompelo, la Iruñea romana que fue escenario hace un siglo de un particular sueño del escritor Howard Phillips Lovecraft, el maestro de la literatura de terror.

Lo experimentó la noche de Todos Los Santos del año 1927 y ese sueño lo recogió en una carta que, en el verano de 1940, fue publicada de manera póstuma en la revista “Scienti-Snaps” con el título «La antigua raza».

Esa particular pesadilla la sufrió después de haber leído libros sobre la Antigua Roma y «la fiesta de Difuntos con sus ceremonias brujeriles» y, aunque no era la primera vez que soñaba que era un tribuno militar a las órdenes de Julio César en las Galias, «este sueño me ha impresionado mucho».

Se desarrollaba «en la ciudad provinciana de Pompelo, a los pies de los Pirineos», y al final de la República. Incluso la describe señalando que es «pequeña» y que se ven «las piedras recién colocadas de los edificios enormes del foro y las paredes de madera del circo».

A ese lugar llega procedente de Calagurris con el objetivo de acabar con una antigua raza que puebla las colinas que rodean la ciudad y que, al comenzar el mes de noviembre, realizan rituales malignos y secuestran a algunos habitantes del lugar, que desaparecen para siempre.

VASCONES «DE NEGRAS BARBAS»

Sobre la población de Pompelo, Lovecraft señala que en su sueño ve «colonos de Roma y nativos romanizados de negros cabellos, junto con gentes mestizas por las uniones entre ellos, vestidos con suaves túnicas, y legionarios armados y hombres de negras barbas llegados de las cercanas tribus de los vascones». La antigua raza es diferente, ya que habla otra lengua y tiene los ojos «pequeños y amarillentos».

Para acabar con la amenaza que representa, el tribuno del sueño que es Lovecraft decide lanzar un ataque, aunque piense que eso podría provocar una rebelión por parte de unos vascones temerosos de la respuesta de esos misteriosos seres. Sin embargo, el romano insiste en su idea, ya que «los salvajes vascones eran como poco turbulentos e inciertos, de tal forma que un encuentro armado con ellos era inevitable más pronto o más tarde, fuesen cuales fuesen los cuidados que dispusiéramos». Pero añade que «en el pasado no habían demostrado ser serios adversarios para las legiones romanas».

Tras convencer a las autoridades, se pone al mando de una cohorte, que se adentra de noche por tupidos bosques en medio de un «horrible batir de tambores» de sus enemigos. Hasta que, en un momento dado, el terror se adueña de los legionarios, que se dispersan «gritando en la oscuridad».

En ese momento, Lovecraft despertó e, impresionado, decidió comprobar qué podía haber ocurrido. Entonces descubrió que «no existe ninguna crónica del destino de aquella cohorte, pero la ciudad, al menos, fue salvada. Las enciclopedias hablan de la existencia de Pompelo en nuestros días, cuyo nombre contemporáneo es Pompelona».

DE POBLADO A CIUDAD

El maestro de la literatura de terror no escribió bien el nombre castellano de la ciudad actual, ¿pero hasta qué punto la Pompelo que aparecía en su sueño se ajustaba a la histórica? La ciudad romana se fundó en el emplazamiento de un asentamiento vascón de cierta relevancia por su denominación, Iruñea, y que constaba de dos espacios, uno situado en el lugar que ahora ocupa la zona del Archivo General de Nafarroa y otro en el espacio del complejo de la catedral, que sería el que se romanizó más intensamente.

Su creación se produjo durante la presencia de Pompeyo en suelo vascón para combatir a Sertorio, dentro de una guerra civil romana en la que tuvo lugar la destrucción del poblado de Irulegi.

El general romano pasó el invierno del 75 al 74 antes de Cristo con los vascones y entonces habría fundado la ciudad, dándole su nombre en una «representación de su triunfo» sobre Sertorio y con el objetivo de «acrecentar su clientela en la región», según señala el historiador Luis Amela Valverde.

La relación entre Pompeyo y Pompelo proviene de una cita del geógrafo Estrabón, quien la califica de «la ciudad más importante de los vascones» y añade que el nombre vendría a significar Pompeiopolis; es decir, la ciudad de Pompeyo.

El líder militar se habría decantado por ese lugar por su ubicación estratégica en un altozano situado entre los pasos pirenaicos y el valle del Ebro, y donde podía recibir fácilmente provisiones y refuerzos desde el norte de la cordillera.

Ese fue el germen de una nueva urbe romana, aunque, «étnicamente, la ciudad seguirá siendo una población vascona», según señala el historiador José María Jimeno Jurío en su libro “Historia de Pamplona y de sus lenguas”.

Sus habitantes no disfrutaban de la ciudadanía romana y tenían que pagar un tributo. Esa condición de ciudad estipendiaria sería consecuencia de sus vínculos con el gran rival de Julio César y que terminó siendo derrotado por este en la guerra civil en la que se enfrentaron por el dominio de la República romana.

A pesar de su conexión con el vencido Pompeyo, la ciudad fue prosperando y tiempo después se empezaron a levantar edificios notables, alguno decorado con elegantes pavimentos. En esos inmuebles se alternaría la tradición indígena con el estilo romano y fueron decorados al gusto de Italia.

La urbanización de la ciudad siguió las concepciones romanas, con el kardo maximus (calle de norte a sur) en dirección a Dormitalería y que se cruzaría con el decumanus perpendicular, la actual calle Curia. En lo alto del cerro estarían el foro y el macellum o mercado público. Este último fue edificado siguiendo el modelo romano, con patio porticado rectangular flanqueado por columnas, y las tabernas, donde los hortelanos y otros venderían productos de la tierra e importados.

La población fue aumentando y empezó a importar vasijas de cerámica desde la Toscana, pero sobre todo desde la cercana Galia, que estaba más industrializada.

En un primer momento, vivió una época de transición en la que circularon monedas de caracteres ibéricos acuñadas en las cecas vasconas, como la de Bascunes, y las piezas romanas.

MÁS GRANDE DE LO PENSADO

Sobre las dimensiones de Pompelo, los hallazgos arqueológicos han obligado a introducir cambios en la visión comúnmente aceptada de que no sería más extensa que la Nabarrería medieval. Las obras para realizar el aparcamiento de la plaza del Castillo sacaron a la luz un gran complejo termal, lo que indicaría que la superficie de la ciudad era notablemente más amplia.

Que fuera bastante más grande vendría a confirmar la descripción de la ciudad que aparece recogida en el texto “Laude Pampilona epistola” y que habría sido escrito en el siglo V. En el mismo se detalla cómo eran las murallas de la ciudad, que contarían con 67 torres de 16,38 metros de anchura por 21,84 metros de altura, y con unos lienzos entre ellas de 4 metros de ancho por 10 de alto.

En esa ciudad cohabitaban el latín y el euskara hablado por la población originaria del lugar, aunque la lengua foránea era la utilizada de manera oficial.

DOS ATAQUES

Pompelo fue atacada en dos ocasiones durante las invasiones bárbaras. La primera tuvo lugar en el año 276 y la arrasó, ya que una gruesa capa de tierra quemada cubrió los empedrados de las calles. Ese ataque hizo que quedara desierta durante unos años.

Tras esa destrucción se levantó de nuevo la ciudad, aunque hasta variando el trazado de las calles. Para construir las viviendas se aprovecharon materiales de los inmuebles arrasados.

Con el objetivo de protegerla, se levantó una muralla que discurría en uno de sus tramos por la zona que ocupa actualmente el claustro de la catedral. De hecho, en esa zona e integrada en los edificios del complejo catedralicio se conservaría una puerta de esas murallas.

Cerca de ese lugar se descubrió durante unas excavaciones una plaza pública con dos fuentes que debían de tener un carácter sagrado, ya que en su interior se localizaron monedas lanzadas a modo de ofrenda.

El segundo gran ataque de los bárbaros tuvo lugar en el siglo V y no pudo ser evitado a pesar de que se habían tomado algunas medidas al respecto. Así se recoge en una carta del emperador Flavio Honorio dirigida a Pompelo en el año 408 en la que se alaba la organización de la defensa contra esos invasores por parte de las milicias de la ciudad, que debían tener la misma retribución que las de las Galias.

Esa nueva oleada bárbara supuso el final de la Pompelo romana y el comienzo de una transición que terminaría convirtiendo a la ciudad en la capital del reino que fundaron los vascones en el siglo IX.



LOVECRAFT-EK AMESTU ZUEN POMPELO

Udala programazio zabalarekin gogoratzen ari den bezala, duela 2.100 urte Pompelo hiria sortu zen; duela mende bat beldurrezko literaturaren maisu zen Lovecraft idazlearen amets berezi baten agertoki izan zen Iruñea erromatarra. 1927ko Santu Guztien Egunaren gauean esperimentatu zuen ametsa, eta 1940ko udan “Scienti-Snaps” aldizkarian hil ondoren argitaratu zen gutun batean jaso zuen. Bertan jaso zuenez, esnatzean, autorea konturatu zen entziklopediek Pompelo aipatzen zutela, Pompelona izen garaikidea zuena.