Un baño de realidad para confirmar el inicio de una nueva etapa
El Eibar ha acabado la temporada en el noveno puesto y a once puntos del play-off. Puede parecer un fracaso tras rozar el ascenso las últimas campañas pero no supera la categoría de desilusión. Agotada la inyección extra de dinero que se reservó para los tres primeros años tras el descenso, ha habido que apretarse el cinturón. La consecuencia suele verse en los resultados.

Acaba una temporada en Eibar difícil de definir con una sola palabra. Prueba con una frase César Palacios para resumir lo sucedido como «una llamada de atención pero que acaba de forma ilusionante porque tenemos ganas de volver a ver competir a este equipo».
Efectivamente, la campaña ha tenido de todo para un club que ha tenido que adaptarse a su nueva realidad, en la que un noveno puesto puede suponer una desilusión pero no un fracaso y quién sabe si en un futuro próximo será un éxito como lo fue durante décadas. Agotada la inyección de dinero extra que se reservó para los tres primeros años tras el descenso, el tijeretazo fue considerable el verano pasado. El fútbol no es una ciencia exacta, y ahí está el propio Eibar para confirmarlo, pero la relación ordenada de presupuestos y la clasificación final no suelen diferir demasiado.
17 futbolistas hicieron las maletas hace un año, incluyendo a media docena de titularísimos y a los autores de más de la mitad de los 72 goles que anotó el Eibar la pasada temporada. Las incorporaciones tuvieron, forzosamente, un perfil más bajo.
Llegaron algunos futbolistas contrastados pero el equipo, en líneas generales, se rejuveneció. Como pasa en estas tesituras, miró a la cantera por primera vez en muchísimos años. Y no solo para rellenar la plantilla. De hecho, Arrillaga y Madariaga -aunque una grave lesión tiene al vizcaino de baja desde marzo- se cuentan entre los ‘fichajes’ que mejor han rendido junto a Puertas y otros dos hombres de casa: un Magunagoitia sensacional -ni Fuzato ni Álex Domínguez han podido con él- y un Cubero que ha correspondido con creces a la confianza de Beñat San José. Las notas han sido variadas para el resto de incorporaciones, mientras la respuesta de los que ya estaban en casa ha sido más homogénea. Para bien, sobre todo en el caso de Corpas, Sergio, Cristian, un Bautista que ha ido de menos a más y un Arbilla que, pese a que una lesión le dejó fuera un par de meses, parece tener el secreto de la eterna juventud.
Tampoco han faltado los fiascos. A Fuzato no le gustó la suplencia y se marchó en invierno junto a Kento, al que apenas se vio. Llegaron cuatro futbolistas: en propiedad Javi Martínez, una de las mejores operaciones de la temporada aunque no haya tenido tanto protagonismo como debería tener en el futuro, y vía cesión Iván Gil, Comas y Álex Domínguez. El primero ha acusado su inactividad previa y solo ha dejado algunas píldoras de su calidad, el portero no ha llegado a debutar y el central ha convencido pese a sus pocos partidos pero no tanto como para pagar por él.
DESTITUCIÓN
Con estos mimbres, Joseba Etxeberria tenía complicado repetir resultados. Faltaba gol y el técnico se afanó en mejorar en la parcela defensiva, que había sido el gran debe de la campaña anterior, pero la pérdida de un lado fue mayor que la ganancia del otro y los marcadores lo acusaron. Aunque la Liga comenzó de forma esperanzadora, la dinámica fue empeorando en juego y marcadores. El Eibar empezó a caer en la clasificación y, en una espiral muy peligrosa con el ambiente muy cargado y el equipo arreactivo, la penosa derrota en Castellón agotó el crédito de ‘Etxebe’ en la 27ª jornada. Por primera vez en tres lustros, el Eibar destituyó a su entrenador.
Le relevó Beñat San José. Un técnico con experiencia, sí, aunque bastante exótica. Trajo ilusión y fuerza, que es lo primero que necesitaba el equipo. Los resultados llegaron de inmediato, aliviaron la situación, reforzaron la confianza y acabó por mejorar también el juego. No dio para alcanzar la pelea por el ascenso, que estaba imposible desde mucho antes, pero sí para acabar la Liga con muy buenas sensaciones.
Los beneficios se extienden al próximo curso porque, con menos presión una vez extinguido el peligro del descenso, San José y su equipo han realizado la mejor pretemporada posible. Amistosos de pura competición, si es que vale la expresión, con una plantilla que, en su mayoría, volverá a ponerse a sus órdenes en julio. Y, por si fuera poco, esos tres meses largos se han saldado con buenos números -proyectados al total de la temporada, habrían llevado al equipo al play-off- y alguno de los mejores partidos del año, con lo que cuerpo técnico y equipo se pondrán en marcha conociéndose bien y con la confianza de saberse capaces de competir en esta categoría.

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