Con esta rebaja en la edad de voto, el Gobierno británico iguala a todo el territorio una práctica que ya se aplicaba en Escocia y Gales. También cumple una promesa incluida en su manifiesto electoral, con la que pretende «modernizar la democracia», aumentando la participación, y «activar» un sistema político en el que en los últimos tiempos la apatía ha predominado.

La Estrategia Electoral presentada por el Ejecutivo de Keir Starmer contempla también otra serie de medidas. Entre ellas, automatizar el registro en el censo y ampliar el tipo de identificación personal permitida a los votantes, que incluirá las tarjetas bancarias emitidas en este país.

Los planes también proponen un endurecimiento de las normas sobre financiación de campañas para evitar la injerencia de intereses extranjeros, con multas de hasta medio millón de libras (580.000 euros) para los infractores. Se aumentarán además las penas a quienes intimiden a los candidatos políticos, de acuerdo con el documento difundido.

En Gran Bretaña, donde a diferencia de otros países europeos no existe un carné de identidad unificado, alrededor de unas 750.000 personas se quedaron sin poder ejercer su derecho al voto en los comicios celebrados el pasado 4 de julio de 2024 por no contar con una identificación apropiada, según exige la Comisión Electoral.

«En los últimos tiempos, la confianza pública en nuestra democracia se ha visto dañada y se ha permitido que la fe en nuestras instituciones decaiga», afirmó la viceprimera ministra, Angela Rayner. «Estamos tomando medidas para derribar las barreras a la participación», agregó la responsable institucional británica sobre dicha cuestión.