El Gobierno de Israel está destruyendo sistemáticamente todos los soportes vitales de la Franja de Gaza en una operación de exterminio que cada día se asemeja más a la perpetrada en los campos de concentración nazis. Esta semana ha atacado una planta desalinizadora para sumar la sed a la hambruna que padece la población palestina desde hace meses. Las imágenes de bebés famélicos y de niños y niñas esqueléticos se multiplican y las autoridades informan diariamente de personas muertas por inanición. El Ejército israelí ha convertido el hambre y la sed en armas de guerra que matan a la población civil, pero que hace estragos, sobre todo, entre las personas más vulnerables.

A las interminables masacres del Ejército de Israel y de la Fundación Humanitaria de Gaza, respaldada por EEUU e Israel y gestionada por mercenarios, se une ahora la muerte por hambre y sed. La hambruna ha alcanzado ya la fase 5, la más grave. Lo peor es que ha sido deliberadamente provocada por el Gobierno sionista encabezado por Benjamin Netanyahu. La catastrófica situación humanitaria llevó ayer a las agencias internacionales de noticias Reuters, AP, y AFP, y a la cadena británica BBC a hacer público un escrito en el que denunciaban que el hambre amenaza a sus colaboradores, reclamaban que se dejara a los periodistas entrar y salir libremente y demandaban a las autoridades israelíes que se permita a la población recibir alimentos en cantidad suficiente. También esta semana, los ministros de Exteriores de veinticinco países, entre ellos los Estados español y francés, pedían a Israel que detuviera su ofensiva bélica y cumpliera con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario. Israel no solo rechazó la demanda, sino que esta misma semana su Parlamento ha aprobado una moción simbólica a favor de la anexión de Cisjordania, territorio palestino que ya ocupa ilegalmente, en un claro desafío a las peticiones internacionales de que respete la legalidad.

Más que el salvajismo y el cinismo del sionismo asombra la indiferencia de los líderes europeos y su absoluta inoperancia para detener el genocidio y los crímenes de Israel.