Agustin GORBEA
Participante en la flotilla de la libertad del pasado año y en la reciente marcha global a Gaza
KOLABORAZIOA

Siento vergüenza de pertenecer al género humano

Miles de personas han participado activamente, y siguen haciéndolo, en protestas de diversas formas contra el mayor holocausto televisado del siglo XXI; a esas personas, mi mayor respeto y admiración. Pero para desgracia humana, son muchísimas más las que, aun pudiendo ser críticas con la situación, se mantienen en el confort del sofá y la vida cotidiana sin mover un solo dedo ante esta tragedia.

Soy un ciudadano de Euskal Herria que siento vergüenza de pertenecer a la especie humana, siento vergüenza de gran cantidad de personas que en mi pueblo no mueven un solo dedo, siento vergüenza de tener un DNI español, una sociedad cada vez más escorada hacia la extrema derecha, siento vergüenza de pertenecer a la Europa de los “sin derechos”.

Salvo honrosas excepciones, que son lo mejor que pueden tener los pueblos, unas sociedades más preocupadas por las vacaciones veraniegas o por las fiestas y las comidas y parrandas que por detener el exterminio de una población civil, la Palestina, por parte del imperialismo mundial, esa mayoría social acostumbrada a ver en directo un genocidio desde el sofá, sin mover un dedo, solo puede provocar mi vergüenza total y absoluta. Que de una población como la de Araba, de más de 300.000 habitantes, participe, como mucho un 1% en las protestas me genera grandes niveles de frustración.

El Gobierno Vasco, uno de nuestros gobiernos, sigue negociando y manteniendo relaciones institucionales y económicas con el ente sionista; muchas empresas vascas, CAF, Irizar, bancos como el Santander o el BBVA, y empresas armamentísticas se siguen lucrando con el genocidio en Palestina para hacer negocios sin escrúpulos, empresas todas ellas que reciben fondos económicos de las instituciones vascas, o sea, de nuestros impuestos. Los partidos políticos, salvo alguna honrosa excepción, siguen sin mover un dedo para parar esta masacre; solo lavados de imagen. Las centrales sindicales a nivel internacional, no han sido capaces de apostar por frenar esta situación y convocar una huelga general mundial como la situación lo merece. Una vergüenza de primer orden.

Estamos viendo cómo los estados europeos apoyan el genocidio, y lo apoyan con nuestros impuestos, porque colaboran directamente con armas y relaciones institucionales y de todo tipo, incluidos festivales, eventos deportivos, etc. con el estado sionista de Israel, que con ese apoyo sigue masacrando a una población civil que, además, en su gran mayoría esta formada por niños y niñas. Instituciones europeas que siguen justificando el estado terrorista de Israel diciendo que tiene derecho a defenderse. ¿Defenderse de quien? ¿De una población civil que está siendo expulsada de su pueblo, de su lugar de origen? Cuando ese estado imperialista creado artificialmente lleva décadas de genocidio contra el pueblo palestino.

Menos mal, y eso es una pequeña esperanza, que todavía existen personas comprometidas con esta causa, que ante la parálisis de mucha masa social anestesiada y frente a la colaboración de nuestros gobiernos en el genocidio, siguen saliendo a la calle como lo demuestran las movilizaciones a nivel mundial, las marchas internacionales a Gaza, con más de 7.000 personas entre las dos, o las flotillas de la libertad, en las que muchas personas seguiremos poniendo nuestros cuerpos y nuestra mente ante esta atrocidad. Y para no sentir vergüenza de nuestro genero, pediría que se despierte y active la sociedad en su conjunto, porque en estos momentos luchar por los derechos del pueblo palestino es luchar por los derechos de la humanidad y enfrentarse al fascismo y al imperialismo que representan un peligro global, y porque permitirlo supondría un gran desastre para la especie humana. Hay muchas formas de enfrentarse a ello, desde el boicot a los productos sionistas, no teniendo nuestro dinero en la banca que apoya el genocidio, denunciando a nuestras empresas colaboradoras y a nuestros gobiernos cómplices y participando en las diferentes movilizaciones que se planteen. En ello estamos y en ello vamos a seguir, pese a quien pese. Aurrera Bolie!