Encuentro internacional zapatista
El nombre completo del encuentro realizado entre el 2 y el 16 de agosto en el Semillero Comandante Ramona, cerca del caracol Morelia, dice: «Encuentro de Resistencias y Rebeldías. Algunas partes del todo». Asistieron más de mil personas de 45 países de los cinco continentes, además de miles de bases de apoyo zapatistas, milicianos y milicianas.
En la apertura del encuentro hubo un amplio despliegue en el que los miembros del EZLN marcharon uniformados y marcando el paso, hasta ocupar la amplia explanada central del Semillero. Cientos de bases de apoyo rodeaban el espacio y cuando el subcomandante Moisés aludió al pueblo palestino, miles de banderas iluminaron el espacio, flameando la solidaridad zapatista y la denuncia del genocidio.
En los días siguientes hubo más de 300 comparticiones de los colectivos que participaron del encuentro, donde se expusieron los trabajos que cada quien realiza en su geografía, ante la atenta escucha de las bases zapatistas y de las y los milicianos. En algunas ocasiones, el subcomandante Moisés intervenía explicando la posición del zapatismo sobre algunos temas que plantearon las delegaciones visitantes.
En forma simultánea, jóvenes zapatistas realizaron varias de obras de teatro en las cuales fueron desgranando un profundo análisis sobre el funcionamiento de las juntas de buen gobierno, eje de la autonomía en las últimas dos décadas. Comenzaron con el diálogo entre la «asamblea de los muertos», las personas que cayeron en la lucha, con los zapatistas vivos, intercambio en el cual los que ya no están trasmitieron los errores que cometieron y los instaron a no repetirlos.
Las siguientes piezas teatrales se concentraron en la autocrítica del funcionamiento de la autonomía. Fueron momento tensos y densos, ya que se representaron casos de corrupción hasta violencia contra mujeres. En algún momento matizaron la crítica recordando que también habían aprendido cosas buenas, como el propio arte de gobernarse a sí mismos.
La pieza final estuvo centrada en el diálogo entre los zapatistas actuales y las generaciones que aún no nacieron, representadas por óvulos y espermatozoides. Les transmitieron a los que vendrán, sobre las responsabilidades que les tocará asumir para conducir la lucha en situaciones muy difíciles, en medio de la tormenta sistémica. Pueden encontrase resúmenes de las obras de teatro y videos completos sobre ellas en enlacezapatista.org
En la segunda semana del encuentro se repitieron las obras teatrales para las personas que no habían asistido desde el comienzo y sobre todo para las bases de apoyo que se fueron relevando durante la quincena. La comandancia zapatista en pleno, mitad hombres y mitad mujeres, se abrieron a preguntas de quienes llegamos desde fuera y respondieron todas y cada una de las inquietudes, durante muchas horas, mostrando una apertura y disposición poco común en los movimientos revolucionarios. Una amplia delegación visitó las obras del futuro hospital, en el caracol Dolores Hidalgo, donde se alojará el «quirófano del común» fruto de la solidaridad internacional.
El capitán Marcos explicó meses atrás que ese edificio en construcción es fruto de «el trabajo, apoyo y solidaridad de personas, grupos, colectivos, organizaciones y movimientos de varias partes del mundo». y que están participando incluso personas que no pertenecen al movimiento, apoyando tanto con trabajo como con materiales. Marcos destacó en aquel comunicado del mes de junio, que no es una obra zapatista sino del «común», camino en el que hoy está empeñado el EZLN.
En lo personal, sentí la fuerza de la autocrítica como uno de los ejes del encuentro. No es habitual, por lo que conozco, que un movimiento rebelde haga una autocrítica de abajo arriba. En la cultura revolucionaria hegemónica, las autocríticas son cada vez más escasas y, en caso de hacerse, las realizan las direcciones, o sea van de arriba abajo.
El EZLN sigue siendo fiel a sus tradiciones: dice lo que hace y hace lo que dice. Es, también, un modo de encarar el «mandar obedeciendo», uno de los siete principios zapatistas que se reafirman en cada ocasión y ante cada coyuntura.
La autocrítica precedió a la reestructura completa de la autonomía. Fueron eliminadas las juntas de buen gobierno y los municipios autónomos, algo que escenificaron al derribar la pirámide que habían construido en el espacio central. Fue un momento memorable, ya que derribar la pirámide tiene hondas connotaciones: es tanto como derribar estructuras que no estaban funcionando como se había previsto, sino que reproducían jerarquías y opresiones. Además supone atacar uno de los pilares del capitalismo, las jerarquías de color de piel, de género, de generaciones.
Como fue explicado en el encuentro de diciembre de 2024, la nueva estructura consiste en miles de gobiernos autónomos locales, a razón de uno en cada comunidad donde funcionan bases de apoyo. Estos gobiernos locales son la base que sostiene la autonomía y sin ellos no pueden funcionar las otras partes. Los gobiernos locales pueden convocar a los Colectivos de Gobiernos Autónomos Zapatistas para resolver cuestiones que interesan a varios gobiernos. Las Asambleas de Colectivos de Gobiernos Autónomos Zapatistas son los que se conocían como zonas, pero no tienen autoridad y dependen de los Colectivos y estos, a su vez, de los gobiernos locales.
Como puede verse, los zapatistas han optado por crear formas más cercanas a las bases, por lo aprendido en las dos décadas de autonomía. La nueva estructura también se relaciona con la tormenta sistémica en curso, con la necesidad de sobrevivir a las guerras de despojo que están sufriendo los pueblos del mundo. Aunque no lo dicen de este modo, mi impresión es que una estructura no centralizada, dispersa en el territorio y apegada a las bases, puede enfrentar los desafíos de este tremendo período en mejores condiciones. En un tiempo harán balance, como ya lo hicieron, y nos dirán los resultados.

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