Mikel CHAMIZO
KIRMEN URIBE Y WIN MERTENS EN MADRID

La conexión belga de Kirmen Uribe

Kirmen Uribe presentó el domingo, en los Teatros del Canal de Madrid, su nueva colaboración con el compositor y pianista belga Wim Mertens. Su última novela, «Mussche. Lo que mueve el mundo», es el hilo conductor de un espectáculo íntimo de literatura y música, que llegará a Euskal Herria en marzo.

Kirmen Uribe y el compositor Wim Mertens coincidieron por primera vez sobre un escenario el pasado año, en Bilbo, con motivo de un recital titulado «Pido la paz y la palabra». Lo que parecía ser un cruce de caminos circunstancial ha desembocado, calladamente, en un nuevo proyecto en común, presentado en los madrileños Teatros del Canal este fin de semana y que llegará a Donostia y Bilbo en marzo. «Mussche», la segunda novela de Uribe, publicada por Susa en 2012 y recientemente presentada en su traducción al castellano, narra las vivencias del escritor belga Albert Mussche, que en 1937 acogió en Gante a Karmentxu Cundin, una entre los miles de niños vascos enviados al exilio para su protección tras los bombardeos de Gernika. El periodo compartido con Karmentxu habría de calar hondo en el ánimo del belga, que años más tarde llamaría Carmen a su propia hija.

El espectáculo «Mussche. Lo que mueve el mundo» presenta fragmentos de la historia de Mussche, desde su primer encuentro con Karmentxu, su deportación a un campo de prisioneros en Hamburgo por su participación activa contra el fascismo, y su fallecimiento a bordo de un barco, rumbo a su liberación, que fue bombardeado erróneamente por los aliados. Intercalado con estos sucesos trágicos, y a la manera inconfundible de Uribe, se nos narran otras pequeñas historias, casi anécdotas, que generan una empatía casi epidérmica con el personaje: desde tórridas escenas de sexo detonadas por una inocente explicación del Hombre de Vitruvio de Leonardo, a los vanos esfuerzos de su esposa por infundir confianza a Albert, via epistolar, en su cautiverio. El formato del espectáculo es sencillo: Mertens se sienta al piano y comienza a tocar «From a nethermost point of view», con ese caracter inconfundible de su pianismo, rudo, con acentos inesperados, que aportan complejidad y reducen el azucar de unas músicas que, en su sencillez, rozan a veces lo dulzón. Y es así, en una pausa entre dos temas, o incluso en medio de una ejecución de Mertens, que aparece regularmente Uribe y recita un fragmento de la historia de Mussche, con sobriedad, sin teatralidad, el texto potenciado únicamente por la cadencia hipnótica y repetitiva de las músicas de Mertens, «un vehículo para llegar más allá, un elemento de trascendencia pura que nos invita a compartir», como declaró en una entrevista previa.

El espectáculo es, en su formulación básica, muy humilde. Mertens escoge temas procedentes de su amplia discografía, como «Affine schemes», «Given without givennes», «Diamond and pencils» o «Cire perdue», junto a un par de creaciones inéditas. Y Uribe recita pasajes, directamente extraídos de la novela o algo modificados para darles la concisión propia de un recital. Pero la realidad es que no hay una interrelación profunda entre música y literatura: ambas conviven en un espacio temporal común, pero no interactúan directamente. Ninguna de ellas ha sido pensada en función de la otra, y esto se nota en ciertos momentos, en los que el espectáculo parece adquirir una deriva un tanto caprichosa. Y, sin embargo, Mertens y Uribe logran guiar el concierto hacia un desenlace satisfactorio, en el que la aparente sencillez de la música del primero y la expresión, poética pero directa, de la prosa del segundo convergen en un espacio común de emoción a flor de piel.