Maite Soroa
msoroa@gara.net
PAPEREZKO LUPA

Sin complejos, dicen

Hay articulistas que se están reconvirtiendo, y que han pasado de ser expertos «en lo vasco» a entendidos «en lo catalán». Como Cayetano González, que en «Libertaddigital» escribe, cómo no, de esa consulta que tanto dolor de cabeza les está generando a los ultramontanos. Empieza afirmando que «el anuncio de Artur Mas (...) ha sido, sin ningún genero de duda, uno de los hechos políticos más graves, sino el que más, desde la transición democrática, porque supone un intento de ruptura de la Nación liderado por el máximo represen- tante ordinario del Estado en su comunidad autónoma». Como ven, se lo toma a la tremenda. Por cierto, es significativo que considere un hecho más «grave» que un presidente quiera consultar a su pueblo que un golpe de Estado como el del 23F.

En plena ebullición de su alma guerrera, Cayetano afirma luego que «ante este desafío en toda regla al actual ordenamiento constitucional, la respuesta que ha dado Rajoy es formalmente correcta pero políticamente muy insuficiente» y considera que «el reto planteado desde Cataluña exige mucho más». A servidora, cada vez que gente de este pelaje exige «mucho más» se le ponen los pelos como escarpias. Desde luego, está claro que el presidente español le parece un blandengue, lean si no lo que dice de él: «A Rajoy este tipo de situaciones, claramente, le incomodan. No es persona hecha para el rompe y rasga, para ponerse cara a cara frente al desafío, para coger el toro por los cuernos; para, en definitiva, dar cuantos puñetazos sean necesarios encima de la mesa. No: él prefiere alejarse de los problemas, hablar de tender puentes, de diálogos, de bla, bla, bla, de confiar en que el tiempo o no se sabe quién vaya resolviéndolos. En algunos casos esa estrategia le ha dado resultado, pero no parece la más indicada en esta ocasión». Está claro que el exdirector de comunicación del Ministerio de Interior no es un acérrimo defensor del diálogo y la negociación, igual que su exjefe Mayor Oreja. Por eso, no extraña que insista en que «estamos ante una gravísima crisis institucional y política que exige no solamente una respuesta contundente, sino, sobre todo, un quehacer político que vaya dirigido a hacer frente, claramente, con firmeza, sin complejos, a quienes quieren acabar con la España que conocemos». No entiende, el pobre, que la España que él conoció ya no existe y no volverá. Sin complejos dice, y no tienen otra cosa.