El 24 de enero de 2012 en una entrevista en «Marca» Jokin Aperribay sorprendía al afirmar que «hace años que la Real no tiene en su plantilla jugadores de la talla de Illarramendi, Griezmann, Xabi Prieto, Iñigo Martínez, Elustondo o Pardo, una camada de jugadores muy importantes. Con paciencia podremos ver una Real de éxitos, dentro de nuestras posibilidades, luchando por entrar en Europa o aspirar a la Champions. En un plazo corto de tiempo la Real debe estar luchando por la cuarta o quinta plaza».

Tres días antes el Atlético había ganado 0-4 en Anoeta en un ambiente muy negativo tras la eliminación copera de Mallorca (6-1). La Real era decimocuarta en Liga, se cuestionaba a Montanier y se pedían fichajes ese mes de enero. Pero ante la desconfianza del entorno, Aperribay confió como nadie en su equipo y una predicción que entonces parecía desproporcionada se ha ajustado a la realidad.

La Real acabó cuarta y se ha clasificado para la Champions, y, a pesar de las lesiones y del desgaste provocado por jugar la máxima competición, es quinta tras una racha de ocho victorias, un empate en Valladolid y una única derrota en el Bernabéu. En estos diez partidos la Real ha sido el único equipo que ha seguido el ritmo de Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid. Los cuatro han sumado 25 de los últimos 30 puntos.

Once victorias y dos empates

Es la tercera mejor racha de la historia de la Real en Primera. La más exitosa llegó en la temporada 87-88, donde se logró el subcampeonato de Liga y Copa, al encadenar once victorias y dos empates. Ganó al Athletic (1-4), Espanyol (0-4), Valencia (3-0), Sabadell (0-2), Mallorca (1-0), y de forma seguida a Celta (3-2), Betis (1-3), Barcelona (4-1), Murcia (1-2), Cádiz (2-1) y Valladolid (1-0) antes de perder en el Bernabéu (1-0). En esa serie solo se empató en Atotxa ante el Atlético (0-0) y en Logroño (1-1).

En esta racha y en la temporada 1930-31 la Real encadenó seis victorias consecutivas en Liga, récord que se igualará si el lunes gana en el campo del Villarreal.

La segunda mejor racha la alcanzó el equipo campeón en la temporada 80-81, cuando logró ocho triunfos y dos empates en el final de Liga que le dieron el primer título. Tras perder en el Camp Nou ganó a Salamanca (1-0), Zaragoza (0-1), Real Madrid (3-1), Almería (3-1), Athletic (0-2), Sevilla (3-0), Murcia (0-2) y Espanyol (2-1) y empató en Valladolid (0-0) y Gijón (2-2).

Ni en la segunda Liga (81-82), en la que la mejor racha fue la inicial de siete victorias, dos empates y una derrota, ni en la del primer subcampeonato (79-80) ni en el último (2002-03) -en ambos comenzó con seis victorias y cuatro empates- consiguió firmar la Real una racha tan exitosa como la actual.

El récord de Griezmann

El artífice de la gran racha es Antoine Griezmann, que con sus once goles en diez partidos -lleva doce en doce-, superó el domingo el récord establecido por Jesús Satrustegi de diez tantos en diez partidos en la temporada 75-76, la última en la que la Real empezó con más goles (36) de los 35 que lleva ahora el equipo de Arrasate en 18 jornadas.

Lo que hace más importante esta racha es que en los primeros ocho solo marcó seis goles. Solo en una ocasión, en la primera edición de la Liga en 1929, la Real logró 29 goles en diez partidos en Primera. Pero entonces los resultados eran muy abultados y el mérito de la racha actual es muy superior.

Paco Bienzobas, único realista que ha ganado el trofeo Pichichi con 14 goles en 18 jornadas, logró nueve, cuatro de penalti, en esa racha de diez partidos de esa temporada inicial, cifra que ha superado Griezmann. Aldridge, que logró el récord en la 89-90 de seis partidos seguidos con gol que a punto estuvo de superar el francés con las ocasiones que tuvo ante el Celta, también marcó nueve tantos en diez partidos, como Kodro en la 1994-95.

Lo que ha conseguido Griezmann en esta racha no lo ha logrado ningún realista en toda la historia en Primera, con el mérito añadido de que no juega de delantero centro como los demás goleadores, ni tira penaltis ni ha marcado de falta.

El mérito de Aperribay

Son datos que demuestran que es un fuera de serie y que está rodeado de esa generación en la que tanto ha confiado Jokin Aperribay, del que se destaca su gestión económica, cuando su mayor acierto es la deportiva.

Ha apostado como nadie por un equipo en el que apenas se confiaba, no solo cuando estaba en Segunda, tampoco cuando en su vuelta a la Primera se salvó en la última jornada tras acabar en caída libre. Entonces se pedían una y otra vez fichajes y se criticaron todas sus decisiones. Como este verano pese a lograr la cuarta plaza.

Pero Aperribay ha apostado por confiar en esa generación que le recordaba a la campeona y también ha acertado en encomendar su dirección a un técnico de la cantera como Arrasate. La racha actual demuestra que cuando se confía en algo con conocimiento de causa las cosas salen bien. Se criticaba la elección del entrenador y, pese a las lesiones, la marcha de Illarra y el desgaste de la Champions, la Real tiene siete puntos más que el año pasado en la jornada 18.