Alberto Pradilla
KAZETARIA
TXOKOTIK

Nosotros, los demócratas

Durante la última semana he experimentado una indescriptible satisfacción cuando, al debatir sobre los últimos acontecimientos desarrollados en Euskal Herria, no tenía más remedio que apoyarme en el «nosotros, los demócratas», como la mejor definición de la mayoría social que el sábado colapsó las calles de Bilbo. Acostumbrado, desde que tengo uso de razón, a estar en el lado de los «violentos», resulta enormemente gratificante reivindicarnos a nosotros mismos en un espacio en el que, por cierto, nunca dejamos de estar: el de aquellos que defendemos la democracia para todos los ciudadanos. Porque la demanda de «paz, derechos humanos y acuerdo» es secundada no solo por las siglas que ayer avalaron la marcha como respuesta a una lunática prohibición de la Audiencia Nacional. Responde a un sentido común transversal. Y es ahora al bloque del «sí, pero» (obviamente, dejo al margen al búnker) a quien le toca dar explicaciones sobre matices. Todo ello, comprendiendo que existen cicatrices, rencillas y desconfianzas que no pueden ser superadas en dos días.

Que no se trata de negar que aquí hemos sufrido mucho. Que todos y todas hemos pasado lo indecible. Y en ese reconocimiento, «nosotros» y «ellos» nos encontramos con nuestras propias contradicciones y sentimientos que no son sino producto, de ese dolor al que habrá que mirar a la cara. La trampa, al otro lado del Ebro, es intentar confundir el daño con eso que llaman «el relato» y que, en última instancia les lleva a desvelar cuál es su problema: la política y una mayoría social que quiere reconocer todos y cada uno de los sufrimientos pero que también defiende que todos los proyectos, incluido el independentista, se sometan al democrático aval ciudadano. Ahí estamos nosotros, los demócratas. En el otro lado, la sinrazón.

De todos modos, tampoco nos obsesionemos con las prisas. La foto del sábado es histórica pero siempre llega el martes y los presupuestos y el ruido de debates mucho menos prosaicos que las mayúsculas del lema del sábado. Y volveremos a frustrarnos. Y volverán a frustrarnos. Pero también creo que existe un sentido común que se abre paso. Y lo hace todo lo «desde abajo» que puede ser en un país tradicionalmente dependiente de los partidos. «Nosotros, los demócratas», somos mayoría. Las oportunidades, infinitas.