Los regalos rojillos permiten un plácido triunfo vizcaino
El Athletic, que firmó su mejor encuentro fuera en lo que va de temporada, fue superior a un Osasuna que pagó caro sus clamorosos fallos defensivos. Los vizcainos siguen firmes en su objetivo de obtener la cuarta plaza y los navarros ven recortada su diferencia respecto al descenso.

OSASUNA 1
ATHLETIC 5
El Athletic prolongó su particular idilio con El Sadar tras protagonizar una contundente goleada, fruto del buen hacer de los de Ernesto Valverde y del desastroso partido que en lo táctico hizo Osasuna, plagado de errores en las zonas más delicadas, lo que resultó mortal para la escuadra de Javi Gracia. El inapelable triunfo permite encarar a los vizcainos con toda la moral del mundo el difícil compromiso copero al que deberá hacer frente este miércoles ante el Atlético, debiendo remontar el 1-0 cosechado en la ida.
Los rojillos habían puesto mucho empeño entre semana en ensayar una salida de balón sin fisuras, pero llevarla a la práctica fue su tumba. Dio la sensación de que la escuadra visitante tenía la lección bien aprendida y ello se plasmó a las primeras de cambio. Apenas disputados tres minutos, los visitantes dejaron en evidencia a los anfitriones, que no dieron muestras de haberse aprendido bien la lección que les había impartido su míster en Tajonar.
El tempranero 0-1 no solo otorgó confianza al Athletic en la disposición presionante de la que hacía gala sobre el césped, sino que sembró de dudas a un cuadro local en el que ayer, por cierto, no se alineó de inicio a ningún navarro. No fue un error puntual, desgraciadamente para los intereses rojillos, más bien supuso la confirmación de que ayer no iba a ser su día y de que los nervios a flor de piel de alguno de sus hombres iban a resultar decisivos a la postre.
Hubo, en cualquier caso, un momento en el que Osasuna supo sobreponerse al varapalo y dejar la sensación de que el choque podía resultar más equilibrado. La soberbia transformación de un golpe franco directo por parte de Armenteros, con ayuda de Gorka Iraizoz al dar un paso en la dirección contraria, sirvió para alimentar ese deseo de una grada bastante menos poblada que en anteriores episodios entre leones y rojillos.
Fue un espejismo, pues los primeros sí estaban metidos en el encuentro, con anticipación, mayor ímpetu en las pugnas, oportuna colocación sobre el verde y acierto para oler la sangre de un adversario errado en su planteamiento. Ni siquiera el empate hizo templar los nervios de un Osasuna que volvería a ponerse la txapela de Olentzero apenas seis minutos después.
Harakiri local
Esta vez fue Andrés Fernández -el meta murciano ya lleva unos cuantos puntos rojos esta campaña- quien le pondría el gol en bandeja al a la postre bigoleador Aduriz al no conseguir atajar una pelota en su área pequeña. Miel sobre hojuelas para un Athletic que veía cómo su oponente se hacía el harakiri, con lo que suponía de tranquilidad el volver a ir por delante en el electrónico para manejar el encuentro a su antojo.
Muniain pudo ya dejar sentenciado el choque a la media hora, pero Lotiés se interpuso en su camino, en la única acción reseñable del central francés, que estuvo muy desafortunado durante toda la tarde. El Athletic, con la casi completa posesión del esférico y un Ander Herrera llevando la manija ante la impotencia de los pivotes rojillos, se marchó al descanso perdonando la vida a los locales.
Era la mejor lectura que podía realizar Osasuna. Con la nefasta primera mitad que había protagonizado, todavía tenía opciones de meterse en el partido y ello espoleó a los de Javi Gracia, que fue quizás en el primer cuarto de hora de la reanudación cuando ofreció su cara más amable, aunque siempre a remolque de una escuadra vizcaina que volvió a desperdiciar la oportunidad de sentenciar en las botas de los omnipresentes Aduriz y Susaeta.
Un remate de cabeza del desangelado Oriol Riera y sendos disparos sin dirección adecuada de los dos laterales -Marc Bertrán y Damià- pudieron dar un giro al derbi, pero no hubieran hecho justicia a lo visto sobre el campo. El tercero del Athletic, confeccionado por los dos mejores rojiblancos ayer -Herrera y Aduriz- en colaboración con la laxa intensidad defensiva anfitriona, puso las cosas en su sitio, a tenor de la mejor predisposición visitante.
La tercera diana acabó por matar a un Osasuna poco creyente en sus posibilidades y al que, a partir de ahí, el envite se le pondría muy cuesta arriba. Para los de Valverde, en cambio, resultó balsámica en la única fase del partido en la que hubo cierto atisbo de que podían pasar por problemas. El Athletic, además, no bajó el pistón ni se reservó para la ardua tarea que le espera el miércoles, lo que es un indicio de que todos sus hombres están muy metidos en la dinámica de disputar cada encuentro como si fuese el último.
La expulsión de Arribas les facilitó el trabajo frente a un conjunto local que bajó los brazos, rendido ante su propia impotencia, y que acabó encajando dos goles más. El derbi supuso para Osasuna truncar una racha de cinco jornadas ligueras seguidas invicto y ver cómo su diferencia con el descenso se recorta a la mitad -tres puntos- tras la victoria del Valladolid, mientras que al Athletic su triunfo en El Sadar le viene como anillo al dedo para ampliar a cinco su diferencia de puntos en la lucha por obtener la plaza que da derecho a jugar la previa de Champions League.

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