Joseba Vivanco
Análisis

El origen abertzale de la sucursal bilbaina en Madrid

El Atlético nació en 1903 a partir de universitarios vascos en Madrid, principalmente vizcainos, dando paso a una «sucursal» del Athletic de Bilbao. Un libro sobre los orígenes de club bilbaino revela lo que los colchoneros seguramente desconocen sobre su pasado.

El 26 de abril de 1903 nace el Athletic Club de Madrid impulsado por un grupo de estudiantes vascos que deciden unirse para fundar un nuevo club que compitiera con el más noble e impecable talante deportivo. Enrique Allende es nombrado primer presidente», reza la página web del Atlético de Madrid sobre el embrión de un club cuyos aficionados, muchos de los cuales no pierden ocasión siempre que pueden de injuriar de manera ignorante a sus propios orígenes, desconocen que fue fundado por un abertzale de los pies a la cabeza, de nombre Abdón González de Alaiza y Azazeta, natural de Musitu, núcleo que pertenece al municipio alavés de Arraia-Maeztu.

Josu Turuzeta, autor de varios libros históricos, se propuso hace un par de años hurgar en los orígenes históricos reales y desmitificados del Athletic Club, separar el polvo de la paja, y su pretensión la plasmó en un libro, ``Athletic. Origen de una leyenda o cuando el león era aún cachorro'' (Ed.Txertoa, 2012). En él, este licenciado en Periodismo indaga también en el germen del que fue durante unos años «sucursal» de los bilbainos en Madrid, el primero Athletic Club de Madrid, luego Atlético Aviación y hoy Atlético de Madrid -curiosamente único club afectado por la orden de enero de 1941 que no quiso recuperar su nombre primigenio de Athletic y lo ha mantenido `españolizado'-. Una labor de ratón de biblioteca que le ha llevado a desenmascarar la versión oficial que se sostiene desde la capital española, hasta el punto de afirmar en su libro que «les fastidia la historia anterior a la guerra civil».

Manuel de Irujo describió a Abdón González de Alaiza y Azazeta como un hombre que «mereció ser llevado al panteón en el que descansan los hombres más ilustres de Euzkadi: a la tumba misteriosa y poética del vasco desconocido». Nacido en 1876, quien luego fuera no fundador único pero sí organizador de aquel equipo en Madrid ligado al Athletic bilbaino, fue un vasco muy conocido en la capital española, inquieto, dinámico, promotor de la revista ``Txistu'' -un cómic para difundir en euskera entre los niños-, organizador de mítines, cuestaciones para socorrer a familias de arrantzales náufragos, de un seminario de Ustaritz en Iparralde... Fue quien reconstituyó la Sociedad Basco-Nabarra en Madrid, entidad presidida por el laudiotarra Laureano de Arana y en cuya sede se constituye el Athletic Club de Madrid, en 1903.

«No es que el Athletic en Madrid fuese un club abertzale, aunque bastantes socios fundadores lo eran», apunta el autor del libro. «Podemos decir que fue fundado por bizkainos que estudiaban en Madrid», negando que en su origen participaran también estudiantes madrileños como recogen algunas fuentes, e incluso disidentes del Real Madrid como apuntan otros autores, siempre con ese interés en desligarse lo máximo de las fuentes vascas de las que bebió. Tanto como que en muchas ocasiones se utilizan términos como delegación, filial, sección, incluso en la web colchonera hoy se habla de «se funda unido al Athletic de Bilbao», o «estrechan lazos fraternales con su homónimo de Bilbao», o «copian del equipo bilbaino los estatutos del nuevo club», cuando realmente el artículo 1º de su texto fundacional dice que «La Sociedad será una sucursal del Athletic Club de Bilbao... que se regirá por el mismo reglamento que ella, como tal sucursal».

No es hasta 1907 cuando el Athletic madrileño es inscrito en el Registro de Asociaciones pero por el propio Alaiza y no porque se desligaran del club bilbaino como dice la web colchonera. Jugadores de la entidad originaria siguieron participando también después en esa «sucursal», si bien de manera gradual fue extinguiéndose la relación. En octubre de 1924 se aprueba una nueva reforma estatutaria «haciendo desaparecer las bases previas que aún parecían subordinadas al club vizcaino».

Las relaciones entre ambos fueron cordiales en décadas sucesivas, incluso en 1953 el Athletic participó en las bodas del oro de los madrileños, pero ese respeto mutuo se fue minando en los años ochenta con el doctor Cabeza, más aun después con Jesús Gil... En su centenario, en 1998, el Athletic no contó con el Atlético, y lo mismo ocurrió, en 2003, en el primer siglo de vida de los colchoneros, aquel club al que sus rivales merengues llamaban el `Athletic M', de «malo», porque el otro, el de Bilbo, era el bueno.