Iker Bizkarguenaga
Kazetaria
TXOKOTIK

L'estaca

Aalguien calificó el lunes como una jornada negra para el PP, pero lo cierto es que lleva meses sin levantar cabeza. Es verdad que ese día parecía que todo se conjuraba en su contra, con la fuga de Vidal Cuadras y el corte de mangas de Mayor Oreja, el bofetón judicial en Madrid y el tirón de orejas a De Cospedal. Pero es que poco antes, Abascal y Ortega Lara le habían abierto una vía de agua, Consuelo Ordoñez había dado rienda suelta a su incontinencia verbal y el alcalde de Burgos tuvo que comerse con patatas el sabroso proyecto de Gamonal. Más tarde ha llegado el plantón de Aznar y la rajada de San Gil. Y todo mientras Bárcenas sigue acechando en la sombra. Vamos, que el cónclave de Valladolid es lo más parecido a una macroterapia colectiva.

Pero resulta que en el PSOE no están mejor; sin liderazgo ni poder institucional, para la vuelta del verano están preparando un campeonato de lanzamiento de cuchillos, disciplina en la que son artistas. Con decir que la candidatura de Patxi López a la Secretaría General ya no parece broma pueden hacerse una idea.

La crisis es mayúscula en los dos principales partidos españoles y, por tanto, en el sistema y en el propio Estado, donde las hogueras se multiplican. Y, sin embargo, uno mira a casa y se da cuenta de que es precisamente en este país, en su parte occidental, donde esas dos formaciones campan con mayor placidez.

Gracias al PNV ambas saben que sin su concurso nada se va a mover en el Parlamento respecto al nuevo estatus o en la ponencia de paz. En materia económica, han atado con los jeltzales una entente fiscal para cortocircuitar las veleidades guipuzcoanas, y en Kutxabank los de Ortuzar y Quiroga han dejado todo atado y bien atado. Y allí donde manda -Gasteiz, Araba-, el PP ha sacado adelante sus presupuestos gracias a la mano de Sabin Etxea. El oasis vasco lo han llamado algunos. Así que de repente me ha entrado un sudor frío y he temido que, al final, va a resultar que el Estado español se va a ir al carajo sin remedio no por culpa de los vascos, sino a pesar nuestro.

Pero cuando andaba en eso, aterrado, he visto el video de la cadena humana de Gasteiz, he repasado las fotos de U11, he mirado a San Fernando de Henares, he pensado en ti, y he recordado quién ha sido en todo este tiempo el que más fuerte ha tirado de esa nueva estaca a la que nos ataron hace 35 años en sustitución de la otra, quién ha hecho que se pudriera antes de lo que algunos hubieran querido. Y me he sentido mejor. Laster eroriko da.