Iñaki URDANIBIA
NARRATIVA

Viena 1933, tiempos de zozobra

Hans Mayer (Viena, 1912 - Salzburgo, 1978), que transformó su nombre afrancesándolo, al moverse en el seno de las redes de la resistencia belga al nazismo, vivió una existencia francamente intensa: huyendo de la peste parda con motivo de la anexión de su país (Anschluss) se refugia en Bélgica, allá es detenido por los alemanes en 1940, se escapa del campo de Gurs y, de nuevo, entra en la fracción germanoparlante de la resistencia belga, siendo detenido y torturado otra vez por la Gestapo antes de ser trasladado a Auschwich en 1944. Tras la guerra se instaló en Bruselas y dedicó su vida a escribir sobre su experiencia -torturas y encierro, y cavilaciones sobre el suicidio- además de dedicarse a la elaboración de obras de crítica literaria de primera importancia. Además de los ensayos, también escribió algunas obras narrativas, que reflejan en gran medida su entrega autobiográfica, «Años de andanzas poco magistrales», esto puede observarse en su novela «Lefeu o la demolición» en la que el protagonista es un judío que ha sufrido por su condición y que ha padecido las «bondades» de los lager, manteniendo luego una postura resistente ante los atropellos del llamado progreso urbanístico; igualmente en la novela que ahora se publica vemos, es el año de 1933, a un sujeto que es judío, Eugen Althager, que no tiene trabajo y que mantiene unas relaciones con una joven, Ághata, que le paga el alquiler de la casa además de dedicarse a amarle perdidamente siempre que el aburrido intelectual estuviese de humor para corresponder a la chica, y quien, de la noche a la mañana en medio de su confusión mental observa cómo en la calle, junto a la universidad, se maltrata sin piedad a unos seres indefensos, mientras él mira sin chistar a pesar de que es consciente de que pertenece al mismo grupo religioso de los atacados; por singulares circunstancias de la vida la mujer abandona a nuestro hombre que se ve sumido en una creciente soledad y en una maraña de ideas dispares y variopintas relaciones (recuperando y luego alejándose de un amigo de juventud), confusión que va a hacer masa con los acontecimientos que se desarrollan con una velocidad de vértigo: llamadas a la huelga general y a la revolución que son respondidas a sangre y fuego por la brutal represión policial, en un escenario en el que los desmanes racistas aumentan en un fatal torbellino en el reino de la imbecilidad que va imponiendo los valores guerreros y arrinconando los grandes principios de libertad, humanidad....

El hombre se ve sumergido en aquel panorama en el que la crisis de valores, espirituales, sociales y políticos parece haberse adueñado del país, y en consecuencia de algunos seres con los que se codea. El desbrujule le puede, y la conciencia, cual incesante pepitogrillo, le corroe por los infames comportamientos que observa y le conduce a interrogarse de continuo sobre el sentido -o la falta de sentido- de la existencia y por el camino para poder sobrevivir ante tanta ignominia y poder salir de aquel intrincado laberinto. Eugen se balancea entre la duda, la culpabilidad y un cierto espíritu auto-crítico que del mismo modo que lo hacía el propio Améry, como lo relata en el libro autobiográfico antes mentado y como puede verse en la biografía del autor escrita por Irène Heildeberger-Leonard, «Jean Améry, revuelta en la resignación» (Universitat de Valéncia, 2010). Si alguien habló de los «judíos por obligación» ejemplar en este orden de cosas aquello que dijese Hannah Arendt de que ella respondía como judía cuando era atacada como tal; o la teorización de Jean-Paul Sartre que afirmaba que los judíos eran creación de los anti-semitas en la medida que al atacar delimitaban y fortalecían al grupo) aquí asistimos a un caso explíito.

La escritura del autor es una hibridación entre la narrativa, propia de una novella, junto a las rumias y reflexiones cercanas al ensayismo, lo que exige una atención lectora ante las hondas cavilaciones del protagonista de la historia.