Maite SOROA
msoroa@gara.net
PAPEREZKO LUPA

Algo huele a podrido...

No, el titular no se refiere a Dinamarca, sino a Nafarroa, donde casi no hay semana donde no se destape un escándalo relacionado con el Gobierno de Barcina... todavía, pues parece que puede dejar de serlo. La traca ha estallado en el Departamento de Hacienda, y ha causado tanto ruido que hasta el «Diario de Navarra» tuvo que saltar ayer al ruedo, con pose escandalizada. El medio de referencia de la derecha navarra -aunque hay quien dice que realmente DN «es» la derecha navarra- editorializaba sobre el asunto admitiendo que «las gravísimas acusaciones vertidas ayer por la exdirectora general de Hacienda, Idoia Nieves, contra la consejera Lourdes Goicoechea convulsionaron ayer tarde a buena parte de la sociedad navarra». Pues sí, y eso que está curada de espanto... Tras explicar que «esta alta funcionaria, cuya profesionalidad todo el mundo ha ponderado hasta ahora, acudió al Parlamento a explicar los motivos de su reciente dimisión y ofreció razones mucho más graves de las esgrimidas en su carta inicial», y detallar someramente los pormenores de la comparecencia de Nieves, antológica, todo hay que decirlo, el editorialista señalaba que «con independencia del formato, lo que resulta evidente es que este caso exige, con carácter inmediato, aclaraciones totalmente exhaustivas». Y es que «la grave- dad de las denuncias alcanza tal magnitud en la vida política navarra que demanda una investigación profunda sobre todos y cada uno de los hechos denunciados. No cabe otra salida». Parece enfadado y todo, como si le pillara por sorpresa. La cuestión es que, para «Diario de Navarra», «si se confirma que Nieves tiene razón, la consejera y vicepresidenta debe abandonar su puesto en el Gobierno, porque esa supuesta actuación es absolutamente incompatible con el ejercicio de un cargo público». Ah, pues muy bien, pero ¿qué hay de su jefa? Porque una cosa es la delegación de responsabilidades y otra que a su numero dos la pillen con todo el fregado y ella quiera salir de rositas. Según DN, «lo que parecía al comienzo una crisis motivada por desencuentros profesionales, agravada por una mala relación personal entre ambas, directora y consejera, se ha convertido ahora en todo un torpedo político en la línea de flotación del Ejecutivo de Barcina». El enésimo torpedo, sí, y parece que esta vez puede irse a pique. A ver.