Mikel Jauregi
Kazetaria
TXOKOTIK

¿Anti qué?

Han pasado ya unos cuantos años desde que me convencí de lo inapropiado que resulta el concepto «material antidisturbios». También yo lo empleaba hasta que un compañero me abrió los ojos. ¿Cómo demonios podía seguir calificando como «antidisturbios» esos peloteros, esas porras, esos escudos, esos cascos y esas espinilleras rígidas que en tantas y tantas ocasiones había visto generando, precisamente, disturbios? ¿Cómo seguir escribiendo «antidisturbios» cuando había visto utilizar violentamente ese material contra ciudadanos y ciudadanas que no hacían más que expresar su denuncia, demanda o reivindicación de turno de forma pacífica? ¿Cómo seguir hablando de «antidisturbios» en relación a un material que la Policía utilizaba en situaciones de «acción» y no de «reacción»? Había que poner fin a algo que, simplemente, era consecuencia de una costumbre de años, de un mal hábito.

Así es como servidor pasó de no plantearse siquiera si el citado término respondía a lo que pretendía describir a buscar una fórmula que sirviera para referirse a todo ese conglomerado de agente policial, porra, casco, verduguillo, chaleco, escudo, lanzapelotas... Y así nacieron los «agentes golpeando con sus porras», los «manifestantes protegiéndose de los porrazos», las «pelotas volando sobre las cabezas» o «los lanzapelotas golpeando espaldas».

Y uno no puede más que reafirmarse en su elección después de escuchar al ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz: «A fin de cortar la progresión de los inmigrantes y evitar que entraran en zona española se delimitó un área con medios antidisturbios a distancia de aquellos que, a unos diez metros de la costa, intentaban avanzar hacia Ceuta. A fin de frenar su avance, se lanzaron los medios para delimitar la traza fronteriza en el mar...». ¿Anti qué? ¿Disturbios? ¿Protagonizados por quién? ¿Por las personas que trataban de llegar nadando desesparadamente a tierra? Ya conocen el resultado: la muerte de una docena de subsaharianos.

Pero claro, según el ministro del primero «no rotundo», luego «no pero sí», después «sí pero no» y, finalmente, «joder, a ver cómo salgo de esta», no hay relación causa-efecto entre el lanzamiento de proyectiles de goma y los ahogamientos.