Aritz Intxusta
Periodista
TXOKOTIK

Los insectos no se dejan domar

Todo esto me abochorna. La sensación que tiene la ciudadanía navarra es la de que su Administración Pública es un vertedero. La mera posibilidad de que una persona sobre la que pesan unas acusaciones tan serias de corrupción continúe gestionando los dineros de todos me eriza los pelos del brazo por pura vergüenza ajena. Los tengo como escarpias ahora mismo, mientras oprimo las teclas con mis dedazos. Mis brazos parecen orugas procesionarias. Que conste que no estoy prejuzgando a Lourdes Goicoechea, que para eso se la está investigando. Solo digo que el relato es lo suficientemente verosímil como para haber desencadenado una intervención rápida y antiséptica antes de que el rasguño de la duda derive en gangrena. El hecho de que se tenga que pedir dimisiones desde la calle y que el Gobierno no se haya librado de la consejera de forma automática me desespera. Juro que no lo entiendo.

No sé cuál es la salida a la actual crisis. Me veo sumido en un pozo séptico, enterrado en deshechos hasta el cuello, y la única oportunidad que me queda de escapar es a lomos de una cucaracha. Como plan de fuga está muy bien, tiene un aire a «Cariño he encogido a los niños». Pero solo sirve para escapar momentáneamente, porque si el pozo continúa abierto, volveremos a caer. Además, la atracción que ejerce el pozo séptico a las cucarachas es instintivo.

La corrupción se combate de una forma conjunta y coordinada. Con la determinación de ser implacables y rápidos. Con una respuesta social que genere tanto pavor al gobernante que se lo piense diecisiete veces antes de meter la mano en la caja. Necesitamos que nadie ose jugar con los dineros de todos ni aun cuando se aleguen «motivos humanitarios».

De todo se aprende y es bien sabido que en las situaciones límite es donde la gente da lo mejor que tiene dentro o, por contra, donde aflora aquello que queremos esconder. Soy optimista y confío que todo es para mejor. Por eso me ilusiona la manifestación de mañana. A ver si se llena de gente honrada y reeditamos la eterna lucha de hormigas contra cigarras.