Arnaitz GORRITI
Horas de trajín para evitar la desaparición

Una deuda de seis millones que ahora toca afrontar

El portavoz del nuevo grupo rector anuncia que pedirán un crédito para pagarlo. El día de la marcha de Kavaliauskas a Lietuvos Rytas, Calvo se mostraba optimista de que la plantilla jugará ante el Barcelona.

La jornada de ayer precipitaba varios acontecimientos. Por un lado, Antanas Kavaliauskas se hacía con su carta de libertad por impagos y anunciaba su marcha al Lietuvos Rytas. Por otro lado, en una entrevista radiofónica, Iñaki Calvo, vicepresicente de Bilbao Basket y portavoz del nuevo grupo rector, y llamado a ser el próximo presidente del club, reconocía una deuda de seis millones de euros y anunciaba que pedirá una línea de crédito al entender que es la forma más rápida para poder pagarla. «El argumento para desconvocar la huelga es pagarles. Estamos trabajando para que sea cuanto antes», admitía, pero se mostraba optimista de que los hombres de negro van a jugar en el Palau el domingo.

Porque en caso de que no se presente la plantilla en el Palau Blaugrana, lo más seguro es que «el lunes habría una denuncia a la Asociación de Baloncestistas Profesionales (ABP) y ya no levantaríamos cabeza y eso supondría nuestra defunción», reconocía Iñaki Calvo, aunque a renglón seguido declaraba mostrarse confiado de que «primero, los jugadores están en otra actitud y que podamos tener algún gesto para que ellos se puedan sentir reconfortados y sigan dedicándose a jugar».

«Las cosas se están clarificando», añadía Iñaki Calvo, y es que, aún con dudas más que razonables sobre el futuro de Bilbao Basket, las cosas se ven desde otra óptica, al parecer, desde el momento en que Gorka Arrinda «transifiriese» sus acciones, toda vez que el nuevo grupo directivo así podría tener mayor margen de decisión.

A falta de una Junta de Accionistas, que llegaría en el plazo de un mes, el nuevo equipo rector tomará las riendas del club a través de una cooptación; esto es, un nombramiento directo de consejeros -como ocurrió con Salva Guardia en su día- para buscar ese nuevo impulso.

«Las circunstancias respecto a la última comparecencia pública de Gorka Arrinda con Curro Guzmán, que fue un error, han cambiado. Apremiábamos al máximo accionista a que, si teníamos que estar gestionando el club con una fecha de caducidad clara, teníamos que estar inmediatamente, y esa llamada ha tenido respuesta. En este momento estamos estudiando dónde tendrá la letra pequeña. Confío en la buena voluntad de todas las partes, también el de Gorka Arrinda», añadía Calvo, que sorprendía al añadir que «en nuestro ánimo no está comprar las acciones de Arrinda, ya que entendemos que el accionariado debe estar la participación de mucha más gente». Y aunque entendía que el ceder sus acciones para que el nuevo grupo gestor tenga mayor capacidad de maniobra iba a precisar de alguna contraprestación, reconocía no conocer de qué tipo pudiera ser esta.

Con todo, sí que añadía que, en caso de haber un futuro para Bilbao Basket, en él Gorka Arrinda no tendría ningún tipo de cabida. «No habrá cohabitación», afirmaba tajante, al entender también que la sinstituciones y las empresas verán de otra manera un Bilbao Basket sin la sombra de Arrinda. «Si no hubiera sido por Gorka Arrinda en su día, no hubiéramos tenido baloncesto en Bilbo. Pero determinadas formas de gestión se habían llevado como una huida hacia delante en los últimos tiempos y nos habíamos metido en una situación complicada, en un callejón sin salida», justificaba Iñaki Calvo.

Ninguna marcha más

Antanas Kavaliauskas anunciaba su marcha a Lietuvos Rytas a primera hora de ayer, y mediante su cuenta de twitter adelantaba que «otros pudieran seguir este mismo camino» a cuenta de los numerosos impagos. El lituano, que ya en enero tuvo la opción de irse y que admitió haber tenido ofertas de Turquía e Italia, decidía acabar con un periplo pesadillesco para él.

Sin embargo, Iñaki Calvo anunciaba que «los jugadores se han reunido y se han comprometido a mantenerse en el equipo a capa y espada».

Asimismo, Calvo hizo autocrítica sobre la presentación entre Enrique Guzmán y Gorka Arrinda del pasado día 13. «La presentación del principio de acuerdo fue erróneo, frívolo y equivocado», afirmó.

Pese a mostrarse moderadamente optimista, anunció sobre el equipo que «si esto sale adelante, vamos a pasar unos años con una economía de guerra y apretándonos el cinturón».