Andoni ARABAOLAZA
Alpinismo Premios con carácter internacional

Piolet d´Or, dos actividades se llevan la máxima distinción

El suizo Ueli Steck, por la ascensión a la cara sur del Annapurna, y los canadienses Raphael Slawinski e Ian Welsted, por la primera al K6, West fueron los premiados de la 22ª edición del Piolet d´Or. John Roskelley también recibió otro piolet de oro por su trayectoria.

Que Ueli Steck se llevara un piolet de oro era más que esperado. La duda era si el jurado otorgaría alguno más. Y, sí, concedió otro a los canadienses Raphael Slawinski e Ian Welsted.

La 22 edición del Piolet d´Or se celebró entre los días 26 y 29 de marzo en las dos capitales de los Alpes: Courmayeur y Chamonix. Fueron cuatro jornadas intensas con conferencias, proyeccciones, presentaciones... Pero, sobre todo, el eje principal de este evento fue el alpinismo. Se hablo, refelexionó y debatió sobre esta actividad. El punto álgido fue el día 29 en Chamonix con el reparto de los galadornes a las mejores actividades.

Como adelantábamos han sido dos las actividades distinguidas en esta recién cerrada edición. La de Steck por finalizar la vía comenzada por los franceses Béghin-Lafaille en la cara sur del Annapurna. 2.500 metros de desnivel y dificultades de M4/5 y 85º en solitario, y en 28 horas de escalada. El jurado compuesto por George Lowe, Erri de Luca, Catherine Destivelle, Denis Urubko, Sungmuk Lim y Karin Steinbach lo tenía claro: «Esta primera ascensión, realizada en solo, en estilo alpino y muy rápido parece que abre una nueva dimensión en la escalada en altitud».

Los canadienses, en cambio, firmaban la primera ascensión del K6 West (7.040 m) por su cara noroeste: 1.800 metros y dificultades de WI4 y M6+ en 6 días de escalada. El jurado alabó esta actividad por ser la primera en pisar esa cumbre virgen tras ser blanco de varios intentos, por presentar una escalada técnica difícil y por su actitud con la población local tras conocer los atentados en el campo base del Nanga Parbat.

En términos generales, el jurado considera que las dos escaladas elegidas representan dos extremos en la gestión del riesgo: «Slawinski y Welsted gestionaron y planificaron su escalada cuidadosamente; siempre teniendo en cuenta las mejores condiciones de la pared. Por el contrario, Steck aceptó un gran riesgo. Durante 28 horas mantuvo una concentración absoluta, sabiendo que un paso en falso podría causar su muerte. Aunque las actividades de los otros nominados también hay que tomarlas en cuenta, creemos que las premiadas, cada una a su manera, son ejemplos representativos del estado actual del alpinismo técnico».

Los otros nominados fueron: la primera de la cara norte del Talung por los checos Zdenek Ruby y Marek Holecek; la primera del Kunyang Chhish East por el suizo Simon Anthamatten y los austriacos Hansjörg y Matthias Auer; y la segunda ascensión del Mt. Laurens por los estadounidenses Mark Allen y Graham Zimmerman.

En la ceremonia de entrega de los piolets de oro también se hizo una mención especial a los franceses Stéphane Benoist y Yannick Graziani por su ascención en estilo alpino de la cara sur del Annapurna (la línea seguida por Steck pero con variantes). «Mostraron un gran espíritu de cordada», valoró el jurado. Y, por último, el alpinista estadounidense John Roskelley fue reconocido con otro Piolet d´Or por el conjunto de su trayectoria.

En estas líneas recogemos las impresiones de los canadienses Slawinski y Welsted (también los haremos en otra ocasión con Steck): «Ha sido una experiencia increíble; en Canadá no hay un evento que se le parezca. ¡Hemos estado y charlado sobre estilo alpino con alpinistas de la talla de Denis Urubko, Stéphane Benoist y hasta con el mismo George Lowe! Y además en el escenario hemos sido el centro de atención, y eso nos ha sorprendido. También el hecho de que nuestra actividad haya sido premiada. Lo de Steck era de esperar, ya que ha abierto una nueva etapa en el ochomilismo».

Y los canadienses añaden que seguramente ha sido una coincidencia: «Nuestro viaje comenzó con los atentados del Nanga Parbat. Casi volvimos a casa. Pero seguimos con nuestra idea, y estuvimos solos. Nosotros no vamos a las montañas si no estamos seguros de que podemos escalar la ruta prevista. Y esto hizo especial al K6 West. Hemos sido capaces de hacer cumbre y descender con seguridad». En la siguiente crónica, el propio Welsted nos habla de su paso por el Piolet d´Or.

¿Por qué escalamos?

«Durante la primera noche de la 22ª edición del Piolet d´Or el alpinista kazajo Denis Urubko lo resumió a la perfección: «Las montañas (y los océanos) son los últimos lugares salvajes de la Tierra». Sin ningún lugar a dudas, vamos a esos lugares para recordar que somos seres humanos, que vamos a buscar lecciones y a escapar de las trampas de la civilización. Pero como humanos somos seres sociales. Cuando volvemos de la naturaleza, nos gusta hablar y compartir nuestras experiencias.

En estos premios hay unos ganadores de un deporte que es intrínsecamente anárquico y que está obligado a atraer la controversia. ¿Cómo se pueden comparar los esfuerzos personales y de equipo en entornos salvajes? Los premios tienen en sí unos objetivos muy claros, y, así, los organizadores han adoptado una serie de criterios que hacen hincapié en el espíritu y sostenibilidad del alpinismo. Otro criterio es que las escaladas deben respetar el medio ambiente y no deben de dejar rastro alguno. Los alpinistas deben de respetar las diferentes culturas visitadas y mantener una relación amistosa. Y en esta última edición, el jurado ha dicho que los alpinistas no deben de jugar a la «ruleta rusa» con sus vidas, y es que demasiados alpinistas famosos han muerto en las actividades que realizaban. Nuestras actividades las realizamos en la naturaleza, y a nuestra vuelta a la sociedad volvemos más ricos y más sabios.

Nadie se sorprendió de que el veloz alpinista suizo Ueli Steck se llevara uno de los dos Piolet de Oro tras escalar en solitario la cara sur del Annapurna. Lo hizo en un sorprendente registro de 28 horas, una actividad que llevó hasta los límites de lo que se creía posible para un ser humano en las montañas más altas de la Tierra. Ueli dijo que en dicha aventura llevó su mente a un estado de calma, «continuando siempre más arriba», para ir y explorar lo que había allí arriba, hasta que se dio cuenta de que no podía continuar más alto. Ueli admite que estuvo muy cerca del límite, que cualquier error hubiera sido fatal y que hoy en día duda si intentará hacer otra actividad de las mismas características.

Asímismo, el jurado decidió premiar nuestra ascensión al hasta entonces inescalado sietemil paquistaní, el K6 West; tuvo otro carácter diferente. Superamos una barrera cultural extrema, y seguimos en Pakistán a pesar de la masacre en el Nanga Parbat.

¿Para qué uno se va a las montañas, a la naturaleza, si luego no volvemos? Lo que busca este evento del Piolet d´Or es compartir nuestras experiencias como alpinistas con el público más amplio, para así tratar de aprender de la expeiencia humana a través de la aventura que hayamos realizado.

La era del heróico guerrero escalador quien escala literalmente hasta la muerte en las altas montañas ya ha terminado. El ganador del Piolet d´Or a la trayectoria, John Roskelly, estaba en lo cierto cuando señaló que su mayor éxito haya sido envejecer después de una vida entera escalando en las montañas, y no las escaladas que llevó a cabo.

Como escaladores necesitamos acercarnos a la naturaleza de manera sostenible y con el mayor respeto posible. Debemos ser parte de la naturaleza, y como seres humanos tenemos que tratarnos a nosotros mismos también de manera sostenible. Y al mismo tiempo reconocer los logros humanos».