El domingo se celebró el Aberri Eguna y ayer la prensa de extremo centro ponía las cosas en su sitio. Es decir, contaba la película cavernaria.

«La Razón» hablaba de «Menos independentistas» en su portada, y ofrecía los datos de una encuesta según la cual «Los partidarios del `no' a la secesión» de Catalunya «suben 4 puntos desde diciembre y alcanzan el 42,9 frente al 39,5 que votaría `sí'». Entonces, a qué viene tanto escándalo y tanto aspaviento por la consulta. Deberían apoyarla, pues según sus encuestas, la tienen ganada. Pero el titular también se refería a las vascas y vascos, e ilustraba la portada con una gran foto de la manifestación de Iruñea. En uno de sus `Puntazos', se refería al «Aberri Eguna de la desmovilización», asegurando que «La baja asistencia a los actos del día de la patria vasca -de los menos seguidos que se recuerda- es el mejor síntoma del proceso de normalización que vive el País Vasco». Dejando a un lado lo que el diario de Marhuenda pueda entender por normalización, una de dos: o anteriormente no han estado en ningún acto del Aberri Eguna o ayer se confundieron de lugar, pues el aumento de participación en el de Iruñea fue tan claro que se percibía a simple vista. Claro que «La Razón» usa gafas especiales.

«Abc», por su parte, abría su edición muy preocupado por los habitantes de este país, titulando en portada «La independencia costaría 5.000 euros al año a cada vasco». Si no fuese una simple melonada, servidora abonaría gustosa esa cantidad para que esta gente dejase de «preocuparse» tanto por las gentes de este país. El vetusto diario titulaba su editorial «El PNV, a la estela de Mas y de su ruina». De momento, la mayor ruina tanto para Catalunya como para Euskal Herria ya sabemos cuál es. Decía después que el nacionalismo, «sea vasco o catalán, representa en estos tiempos de crisis una opción chantajista y depredadora del Estado». Si es español, no es ni chantajista ni depredador, sino todo lo contrario, ¿no? Vamos, que la ruina son Catalunya y Euskal Herria para España, así que esta tendría que ser la primera interesada en que se separen. Y terminaba el editorial con sus habituales amenazas: «Todos, nacionalistas catalanes y vascos, deben saber que nada depende de Rajoy ni de Rubalcaba, sino de un orden constitucional al que están forzando a utilizar sus más contundentes recursos para poner fin a tanto juego sucio del nacionalismo». ¿De cuál? ¿Y ese orden constitucional lo es «por la gracia de Dios», como el Caudillo?