Monaguillos españoles del indigno Papa Santo
La canonización exprés de Karol Wojtyla y la asistencia del rey español a la misma fue ampliamente comentada en la prensa del nacionalcatolicismo. No faltaron editoriales, reportajes, anécdotas y dosis de salsa rosa. Una audiencia de 53 minutos con el Papa que es presentada como récord del mundo, el hecho de que Bergoglio cediera el paso a los reyes con el argumento de «primero los monaguillos», el «tirón de Santa Teresa» para que el Papa visite Ávila en 2015... una pudo leer de todo y, como dicen los franceseses, de n'importe quoi.
Llamó poderosamente la atención de servidora una pieza de Salvador Sostres en «El Mundo». Un desvarío de proporciones bíblicas, un ejercicio imposible de falso equilibrio que compara «dos liderazgos»: los de Juan Pablo II y Mariano Rajoy. Solo falta que terminen santificando a Rajoy, algunos hasta parecen excitarse con la idea.
Dice Sostres que «la agonía de Juan Pablo II fue la más bella historia de amor que jamás se haya esccrito» y que es «imposible no amarle desesperadamente» y remata el delirio con un «él nos dejó un mundo más justo y libre». ¡Cómo les mola el Papa polaco! ¡Cuánto disparate!
Pero pensándolo bien, las cosas terminan cuadrando.
Wojtyla mantuvo a la Iglesia pegada a posturas oscurantistas, regresivas y la gobernó con mentalidad de cruzado. De eso saben mucho los gobernantes españoles. Unidos por su anticomunismo visceral, Juan Pablo II encabezó la revolución conservadora, inicio de la implantación neoliberal, junto con Pinochet, Tatcher y Reagan, autén- ticos iconos del PP.
Reprimió sin escrúpulos a la Teología de la Liberación, fundamentada en el Concilio Vaticano II, que apostaba por orientar a la Iglesia hacia los pobres y las causas de emancipación de los pueblos. De represión, por falta de espacio, mejor no hablo.
Wojtyla fue un beligerante dogmático contra los derechos reproductivos y sexuales, e hizo de la homofobia y la misoginia discurso oficial. Gallardón no ha inventado nada. Por no hablar del encubrimiento de la violación de miles de niños y mujeres cometidas por sacerdotes católicos. De impunidad para criminales a escala industrial algo saben también, sí.
En definitiva, ese Papa y sus monaguillos españoles, todos son unos impresentables.

«Tienen más poder algunos mandos de la Ertzaintza que el propio Departamento»

GARA es segundo en Gipuzkoa y NAIZ sigue creciendo con fuerza
Moreno y Lisci, dos trayectorias de menos a más en Osasuna

«Goonietarrak», 40 urte: bihotzeko ganbaran gordetako altxorra
