Como a un nublado
Después de citar ayer el editorial de «Libertaddigital», servidora no tenía intención de volver a traer a esta lupa a la tropa de Jiménez Losantos porque hay que dar cancha a todo el mundo, pero no lo han puesto fácil los muy zascandiles, pues ayer volvieron a perpetrar un editorial que merece ser rescatado. Se refería a la ponencia sobre autogobierno del Parlamento de Gasteiz, y se quejaba porque «al amparo de esta ponencia, y a instancias de los proetarras de Bildu, la Cámara vasca vaya a invitar, entre muchos otros, al conocido dirigente batasuno y actual secretario general de Sortu Arnaldo Otegi, terrorista encarcelado por el caso Bateragune», añadiendo que «se dirá que, al abrigo de esta misma ponencia, partidos como PP o UPyD van a poder presentar informes que señalan los perniciosos efectos económicos de una hipotética independencia del País Vasco o solicitar la comparecencia de políticos e intelectuales contrarios al nacionalismo, como Mario Vargas Llosa o Fernando Savater. Pero ahí radica precisamente el bochorno: en el hecho de que se pongan en pie de igualdad pretensiones compatibles con el ordenamiento jurídico con otras que radicalmente se dirigen en su contra; que se dé el mismo rango a los demócratas y a terroristas como Arnaldo Otegi». Pues no solo eso, debe saber el editorialista que si Otegi y Savater compitieran en unas elecciones, la goleada sería de escándalo a favor del primero. Luego criticaba «la involuntaria contribución de PSE, PP y UPyD a este circo propagandístico», aunque opinaba que «peor juicio merece la condescendencia, en este caso de populares y socialistas, con una paz envilecida que ha hecho de una justa sentencia como la que condenó a Arnaldo Otegi un monumental acto de hipocresía». De injusticia, más bien.
Y para concluir, afirmaba que «todo el mundo sabe quién es Arnaldo Otegi. Lo que sucede es que ver entrar y salir a éste de la cárcel, o incluso como candidato a lehendakari, sería dejar en evidencia lo que populares y socialistas quieren ocultar en aras del apaciguamiento: que la ley de Partidos ha sido activada y desactivada en función de unos comunicados (...). Eso es lo que vergonzosamente ha sucedido, con absoluta independencia de que Otegi siga en la cárcel, visite o incluso se quede en el Parlamento vasco con sus compañeros de lucha». Eso es lo que no quieren, que Arnaldinho esté donde le corresponde, porque le temen como a un nublado.

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