La llegada de Aitor Etxaburu a Bera Bera puede considerarse como un hecho excepcional, simplemente porque es el primer caso de un entrenador con varios años de experiencia en la Liga Asobal que acepta entrenar a un club femenino. El discurso de la corrección política sostendría que no debería ser nada raro, pero lo cierto es que no hay precedentes de que un entrenador con cierto cartel en el mundillo del balonmano diera este paso. El propio Etxaburu apuntaba que «por desgracia, pasa en muchos deportes». Hasta la responsable del equipo, Tati Garmendia, reconocía que inicialmente ni siquiera se les había ocurrido dirigirse al entrenador eibartarra, que ha entrenado a Bidasoa y Anaitasuna en la Liga Asobal, «hasta que un amigo común nos puso en contacto, y luego todo ha sido fácil».

Tras insistir en que se trata del mismo juego («parecen dos mundos, es una pena, pero es balonmano»), y recordar que durante su trayectoria de 15 temporadas como jugador siempre la compaginó con la labor formativa con chavales en edad escolar, Aitor Etxaburu se mostró muy ilusionado «porque vengo a crecer, a un equipo de élite, de mucha exigencia. Deportivamente he podido elegir, y he optado por un proyecto que me atrae». El reto tiene su dificultad, porque Bera Bera ha copado todos los títulos de la División de Honor femenina las dos últimas temporadas, y en ese aspecto el nuevo técnico asumía que se enfrentaba a «una tarea dificilísima, porque han dejado muy alto el listón», y mencionaba a su antecesor, Imanol Alvarez, de quien alabó «su gran trabajo, admirado por todos los entrenadores».

También ha contado a favor poder entrenar a un equipo de élite más cerca de casa (Etxaburu reside en Hondarribia). «No se trataba de un factor decisivo, pero ha sumado. En las actuales circunstancias también cuenta que puedas encontrar cierto equilibrio entre tu vida privada y social y la deportiva, y en ese sentido estoy encantado», explicaba el nuevo técnico.

Respecto a los objetivos que se marca, Etxaburu subrayó que su primera intención es integrarse y recabar información sobre la categoría, de la que admitió no conocer demasiado, a la vez que se va definiendo la plantilla con la que podrá contar «y saber el tipo de jugadoras de que voy a disponer, sus características físicas, técnicas y tácticas, para trabajar a partir de ahí, desarrollar mis ideas y filosofía de juego, y aprovechar el máximo de ellas para sacarle rendimiento al equipo. Me gustaría poder luchar por todos los objetivos, ¡ojalá!, pero primero hay que acabar de formar la plantilla», señalaba.

Plantilla y presupuesto, unidos

Tras cerrar el tema del banquillo, queda por ir definiendo la composición de la plantilla para la próxima temporada. Las conversaciones con las jugadoras ya se han iniciado, aunque la falta de concreción sobre el presupuesto total con el que podrá contar el equipo -sin olvidar el déficit generado esta temporada por la participación en la Champions- es un obstáculo que puede retrasar algunas gestiones. Con las bajas ya conocidas de la portera Yamiley Rodríguez y las primeras líneas Vero Cuña y Nitsan Dunay, Tati Garmendia mostró su confianza en mantener «el bloque del equipo, aunque antes tenemos que saber con qué medios contamos».

Etxaburu se mostró consciente de la situación y dispuesto «a trabajar con lo que tengamos. No habrá ningún problema si es un bloque más consolidado, o si se trata de otro en formación. En ambos casos trataremos de que sea tan competitivo como el del año pasado», indicaba el nuevo entrenador, que esperaba encontrar a una plantilla que mostrara el mismo compromiso e ilusión que ha exhibido hasta ahora. Al preguntarle si habría diferencias respecto al trabajo de la pasada temporada, Etxaburu contestaba que las personas son diferentes y también su manera de afrontar las situaciones, «pero espero saber interpretar las capacidades de las jugadoras para sacarles el máximo rendimiento».

También se le preguntó sobre las diferencias entre el balonmano femenino y el masculino, que tan bien conoce, y las redujo sobre todo al aspecto de la diferencia de la fuerza, «que en el caso de los chicos se manifiesta en el poder de lanzamiento exterior, y las chicas trabajan más la continuidad en el juego, buscando posiciones más cercanas, haciéndolo más... divertido», una idea cada vez más enraizada en el mundo del balonmano, que ha experimentado un considerable aumento del nivel femenino en los últimos años.

El próximo escollo que deberá superar Bera Bera tiene fecha límite: el próximo miércoles, 11 de junio, cuando se cierra el plazo de inscripción en la Champions League. Todo depende de que salga adelante la gestión con una empresa, que ya tiene la propuesta donostiarra sobre la mesa, explicaba Tati Garmendia. «En cualquier caso estaremos en Europa, si no puede ser en Champions, en la Copa EHF».

13º del ranking de la Champions

Los malos resultados de los clubes de la División de Honor femenina en Europa las tres últimas temporadas han deparado que perdiera una plaza en la Champions (eran dos hasta la temporada pasada, pero solo el campeón de Liga -Bera Bera- en la próxima), y además anteayer Bera Bera conocía por medio de una consulta a través de la Federación Española -todavía no oficial- que en el ranking particular de la próxima Champions figura en la 13ª posición, lo que significa que para acceder a la fase de grupos -a la que llegó directamente la pasada temporada- debería esperar a la renuncia de uno de los 12 equipos ya clasificados, o conseguir una de las cuatro plazas vacantes en la fase previa de clasificación. Todo eso si finalmente consiguiera los medios para inscribirse.