El Alavés evita su condena con un ejercicio de fe inquebrantable
Triunfo y permanencia. La Victoria mantiene su condición de talismán para el Alavés que, en un final de infarto, dio forma al milagro con el gol de Guzmán en el minuto 93. El equipo albiazul, que había estado en Segunda B prácticamente toda la tarde, se vio acompañado por la fortuna en Lugo y Murcia, donde las derrotas de Mirandés y Castilla, redondearon la faena.

JAÉN 2
ALAVÉS 3
La fe mueve montañas. Incluso las más grandes. La fe, la que ha querido mantener el Alavés a lo largo de una temporada repleta de señales para el pesimismo más absoluto, es la que ha acabado salvando a los albiazules. Les ha mantenido con vida hasta el último suspiro para que, también en la cita definitiva, la del cara o cruz, la que solo les ofrecía un 29,63% de posibilidades de salvarse, realizasen un último ejercicio de fe inquebrantable, reviviendo cuando el certificado de defunción ya estaba escrito y sellado.
Porque fue en el último instante, en ese que tantas veces ha resultado funesto a lo largo del curso, cuando llegó la recompensa. Un inesperado giro del destino que premió la perseverancia de la familia albiazul. Marcó Guzmán en el descuento y a él se abrazaron sus compañeros y el banquillo. Y también los 600 aficionados desplazados a Jaén y los miles que siguieron el encuentro en la distancia. Porque también era su gol, su milagro y su alegría. Y la recompensa a su propia perseverancia, la que les ha llevado cada domingo a Mendizorrotza para arropar al equipo, incluso cuando todo parecía perdido.
Que lo ha parecido durante mucho tiempo. 29 de las 42 semanas de campeonato las ha vivido el Alavés en descenso. Casi siempre a un suspiro de la permanencia. Pero también en situaciones más críticas y con menor margen para el optimismo. Despidió el año, ya sin Natxo González en el banquillo, en el fondo de la clasificación. Y peor aún le iba hace dos meses y medio cuando, destituído Juan Carlos Mandiá, Alberto López se hacía cargo de un equipo a cinco puntos de la salvación y hundido moralmente tras una pésima racha de resultados.
Sin experiencia al frente de una plantilla profesional, con el desánimo cundiendo en todos los estamentos del club, y una situación deportiva delicadísima, el entrenador irundarra se enfrentó al más difícil todavía con un discurso tan sencillo como efectivo. Trabajo, confianza y calma. Nunca hasta el último segundo ha dado por ganada la batalla y nunca hasta el último segundo la ha dado tampoco por perdida. No es imposible, aseguró en su presentación, y el mensaje caló en una plantilla que, con Alberto, ha firmado los mejores números de toda la temporada.
Doble carambola
Números que le han dado la permanencia, aunque en el último instante fuera necesaria la carambola. Propia y ajena. La ajena resultaba indispensable, al menos dos tropiezos requería la salvación de los gasteiztarras. La propia habría resultado evitable, quizá, con una mejor actuación del Alavés. Pero ayer, pese al marcador final, protagonizó uno de sus partidos más flojos desde la llegada de Alberto al banquillo, lo que le condenó a un último arreón que acabó decidiendo el choque y la temporada.
Curiosamente, los alaveses habían estado mejor en el primer tiempo, en el que incluso disfrutó de un par de ocasiones peligrosas, aunque conforme se fue acercando el descanso el Jaén empezó a meter miedo, sobre todo por mediación de Fran Machado. Las noticias en otros campos, además, tampoco acababan de acompañar.
Poco importaron cuando se reanudó el choque. La dinámica con la que había acabado el primer tiempo fue a más y el Jaén enlazó dos ocasiones y acertó una. El Alavés se quedaba sin oxígeno y su juego no daba el menor motivo para la esperanza. No lo hizo, pese al gol anulado a Mauro Quiroga, hasta el minuto 84. Juanma, que acababa de salir, empataba el encuentro y dos minutos más tarde servía para que Quiroga remontara. Los albiazules eran de Segunda. O al menos lo fueron durante dos minutos porque en el 89 Nando empataba y volvía a dejar a los dos equipos en descenso.
La llama se apagaba, el viaje llegaba a su fin. Pero el Alavés no quería. Pasaban tres minutos del noventa y apareció Guzmán para dar nombre al milagro. La fe tuvo su premio.
Mirandés, Castilla y Jaén acompañan al Hércules
Al Alavés le resultaba imprescindible la victoria pero también una pequeña carambola. Al menos dos de los equipos que le precedían debían tropezar para propiciar la permanencia de la escuadra albiazul.
No lo hizo el Girona, protagonista de su propio milagro en esta recta final de la campaña. Se impuso con solvencia al Deportivo para abandonar el descenso en la última jornada, al igual que el Alavés. Ocupó su puesto el Castilla, que cayó por la mínima ante el Murcia y cae a Segunda B, arrastrando al Real Madrid C a Tercera División -lo que podría tener consecuencias para el Laudio- y acompañando al Hércules, ya descendido la semana anterior, y al Jaén, rival directo de los gasteiztarras. El cuarto billete al infierno será para el Mirandés, condenado por un terrible final de temporada -dos puntos en seis partidos-.
Además, Murcia, Sporting, Las Palmas y Córdoba promocionarán. El Eibar ya es campeón gracias a la derrota del Deportivo. A.U.L.
«Este es el día más feliz de mi vida», reconoce Manu García
Impresionante explosión de júbilo la que se vio ayer en Jaén. Comparable, cuando no superior, a la vivida hace un año en Mendizorrotza cuando el Alavés, precisamente ante la escuadra andaluza, certificaba el ascenso.
Quizá por la forma en que se desarrolló el partido, quizá por todo el sufrimiento acumulado a lo largo del año, no fueron pocos los que pusieron por encima lo sucedido ayer. Empezando por Manu García que, sin poder contener las lágrimas, reconocía que «este es el día más feliz de mi vida, mejor que el día del ascenso, mejor que cualquier otro». El cetrocampista, único gasteiztarra de la plantilla, admitía no poder «dejar de llorar» tras un final de partido «increíble. Hemos jugado un partido de mierda, incómodo, malo... Pensaba que ya era imposible, que todo lo que estábamos luchando no iba a valer y mira. Lo hemos luchado todo el año, el equipo no se ha rendido... Es un grupo impresionante que no se ha separado pese a todo», destacó.
Alberto López, por su parte, aseguraba necesitar «unos días para digerirlo». «Ha sido muy duro -explicó el entrenador albiazul-. Sabíamos que esto podía darse en el momento en que uno abriera el marcador, y sobre todo en el final del partido. Pero una cosa es lo que crees y luego la realidad». Y la realidad de lo sucedido en La Victoria no es fácil de explicar e incluso de entender. «La verdad es que con el 2-2 se ha venido un poco a la mente todo el año que llevamos, que tantas veces parece que sí pero no», admitió Alberto. Pero llegó el gol de Guzmán, «durísimo para el Jaén», recordó Alberto, pero sobre todo un gran premio para sus hombres. «Hemos peleado todo el año por ello, en los últimos partidos hemos hecho una barbaridad de puntos para salir. Estoy muy contento por la afición, que ha pasado por un año muy duro, por el club porque es muy importante mantener la categoría y por los jugadores. Ha habido momentos que parecía que había dudas sobre si tenían coraje... Ha sido una gozada estar trabajando con estos chavales, convenciéndoles de que podían. Y han podido». GARA

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