GARA
Mundial de Brasil 2014

Maradona y el número 12

Los futbolistas eran numerados del 1 al 11 cuando saltaban al césped. Fue así hasta que llegó Cruyff y decidió colgarse al 14 a la espalda en el Mundial de Alemania. Y todo cambió.


El número que lucían en sus camisetas definía su posición en el clásico sistema 3-2-5: el 1 era el portero, el 2 el lateral derecho, el 3 el lateral izquierdo, el 5 el mediocentro defensivo o líbero, el 4 y el 6 lo arropaban por las bandas, el 7 era el extremo derecho, el 8 el interior derecho, el 9 el delantero centro, el 10 el interior izquierdo y el 11 el extremo izquierdo. Los integrantes del banquillo se conformaban con el 12, el 13 y el 14.

La numeración de los futbolistas se la debemos al pronunciado sentido del orden inglés. Al parecer, la primera vez que los jugadores lucieron números en la espalda fue en la Copa de la FA de 1933: los representantes del Everton llevaron del 1 al 11, y los del Manchester City del 12 al 22. Seis años más tarde, los clubes ingleses acordaron incorporar una única numeración: del 1 al 11. Pero un buen día llegó Johan Cruyff y puso el orden numérico patas arriba. El excepcional futbolista holandés debutó con el primer equipo del Ajax de Ámsterdam en 1964, cuando apenas tenía 17 años, y lo hizo con el 14 propio de los suplentes. Sin embargo, aquel número fue su seña de identidad en todos los equipos en los que brilló hasta el mismo día que colgó las botas: el Ajax, el Barcelona, la selección de Holanda o incluso en sus partidos amistosos en la liga profesional estadounidense. Jurgen Klinsmann también protagonizó un sentimentalismo similar: debutó en la liga alemana con el 18 a la espalda y nunca más quiso separarse de este número.

La FIFA tolera estas extravagancias, pero recomienda el uso de los dorsales del 1 al 11 siguiendo el esquema lógico. Desde 2008, es obligatorio utilizar números correlativos del 1 al 23 en torneos internacionales, incluidos los supersticiosos. En este sentido, el fútbol se desmarca de la Fórmula 1, deporte que no contempla el número 13 desde hace 37 años. Hubo selecciones que, ocasionalmente, interpretaron los números a su antojo.

En el Mundial de España 1982, Argentina repartió los dorsales de sus internacionales en orden alfabético. Según esta pauta, a Diego Armando Maradona le habría tocado el número 12, pero el jugador se opuso frontalmente a llevar ese dorsal y su técnico, César Luis Menotti, hizo una excepción con él. Osvaldo Ardiles, el otro creador de juego argentino, lució el 1 gracias a su apellido, mientras que Ubaldo Pato Fillol defendió la portería con el 7 en la camiseta. El favor concedido a Maradona en España tiene sus orígenes en Brasil.

El mito del número 10 llegó de la mano de un joven llamado Edson Arantes do Nascimento, más conocido por todos como Pelé. En sus inicios, el brasileño maravilló al público con el 8 a la espalda. Puesto que en Brasil el 10 también es la máxima calificación escolar, el Santos decidió premiar a Pelé con este dorsal. Independientemente del sistema educativo de cada país, el mito se extendió a lo largo y ancho del planeta.

En Suiza, los mejores alumnos sacan un 6, en Alemania un 1 y en Inglaterra una A. Cuando juegan al fútbol, en cambio, todos quieren el 10.