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Encierro de la villavesa: Cuando la fiesta termina, acaba

No entiendo esas ansias por seguir con la fiesta cueste lo que cueste. A algunos les han parecido poco nueve días de unas fiestas sin igual e insisten en alargarlas sin medida. Ahora nos salen con el encierro de la villavesa, una de las cosas más absurdas e irreverentes que ha conocido esta ciudad en los últimos años. No entienden que el «Pobre de Mí» pone el punto final a un paréntesis de nueve días en los que esta nuestra ciudad se transforma y deja de ser algo pacato para convertirse en algo cercano al desenfreno. Desenfreno dentro de un límite, claro está. Y siempre desde el respeto institucional.

Si la fiesta se acaba, hay que volver a casa. Hay que dejar la ropa blanca en el armario, tras lavarla y plancharla. Y olvidarse de ella hasta el año que viene, cuando quien dispare el chupinazo (tras el preceptivo permiso del señor alcalde, o alcaldesa o lo que tengamos el próximo mes de julio) vuelva a abrir el paréntesis festivo de nueve días.

¿Qué es eso de cortar el tráfico en la calle Cortes de Navarra el 15 de julio? Una cosa es que durante quince días se puede aparcar sin pagar, pero no estamos para tonterías de estas. Luego, se quejarán de que la Policía hace su trabajo para restaurar el orden establecido, que vuelve a estar vigente. Si les dejamos, el 16 nos salen con otra tontería y esto sería un no vivir.