Atodos cuantos vieron «The Purge» el pasado año, les gustara o no, lo que allí se contaba les pareció insuficiente. Nunca queda claro si lo cicatero del planteamiento es debido a la limitación de medios o una calculada estrategia comercial. Tratándose de una producción de Jason Blum y su compañía Blumhouse me inclino más por lo segundo, a sabiendas de que lo suyo es lanzar películas de bajo presupuesto para rentabilizarlas después como franquicias, tal como ha venido haciendo con «Paranormal Activity», «Insidious» o «Sinister».

Viéndolo desde la perspectiva del nuevo estreno, la primera entrega queda como un teaser o simple avance de lo que ha de venir. La acción se circunscribía a la casa sitiada, y no pasaba gran cosa más allá del esbozo argumental consistente en explicar el significado de la celebración en un futuro próximo de la Purga, una fecha anual instaurada por los Nuevos Padres Fundadores de los Estados Unidos para permitir el crimen durante doce horas, desde el anochecer de un día al amanecer del siguiente.

Es obvio que a James DeMonaco, autor de la saga, no le interesa utilizar la continuación para profundizar en los dilemas que encierra su teoría distópica, por lo que aprovecha «Anarchy», única y exclusivamente, para ampliar los posibles escenarios trasladando la acción a las calles sacudidas por la violencia. En ese sentido es más de lo mismo, pero con más variedad de personajes y localizaciones, algo que asegura un mayor grado de entretenimiento.

A la par crece el caudal referencial, pasando del esquema de encierro clásico de «Asalto a la comisaría del distrito 13» a muchas otras fantasías urbanas y nocturnas, empezando por el propio John Carpenter de «1997: Rescate en Nueva York». Pero sobre todo recuerda a «The Warriors» de Walter Hill, si bien el tema de la cacería humana remite al clásico de Ernest B. Schoedsack «El malvado Zaroff». A tenor de tales insertos es de esperar que en lo sucesivo se vayan repasando otros títulos de la serie B de los años 70.