César Manzanos Bilbao
Doctor en Sociología
JO PUNTUA

Vuelos de la vergüenza

El mismo día en que el Rey de España visitaba al Rey de Marruecos, Maroto, el Alcalde de Vitoria-Gasteiz, movido por su desesperación ante el progresivo e inevitable descalabro electoral que les vaticinan los sondeos, despertaba la bestia del racismo para tratar de tomar protagonismo y mejorar su imagen utilizando tópicas e infundadas ideas xenófobas que, por suerte, han sido rebatidas con argumentos y profesionalidad por quienes trabajamos en la lucha contra la pobreza, la exclusión y el racismo desde dentro y fuera de las instituciones. Pero ni el nuevo rey ni el alcalde estaban preocupados por la terrible situación que se está produciendo con la expulsión de personas extranjeras detenidas, recluidas en los centros de internamiento para extranjeros (CIEs) y expulsadas en vuelos especiales. Ellos solo están interesados en utilizar política y mercantilmente a la población migrante.

Efectivamente, las detenciones y deportaciones de personas extranjeras, en muchas ocasiones, tienen más que ver con los acuerdos establecidos con los países de origen y con la existencia de los llamados «vuelos macro» que con cualquier otro motivo. Cada vez se producen más expulsiones que consisten en un viaje en avión reservado solo a personas que van a ser repatriadas a su continente de origen. Como denuncian algunos colectivos de apoyo a extranjeros, «a veces estos vuelos dejan a los pasajeros en lugares que no son sus países de origen, sino tan sólo su continente. Son trasladados allí contra su voluntad, utilizando violencia y métodos coercitivos de todo tipo, llegando incluso a llevarles a países donde no tienen ningún vínculo, sin dinero ni recursos».

Detrás de estos «vuelos de la vergüenza», con destinos habituales como Senegal, Ecuador, Nigeria, Marruecos o Colombia, se encuentran acuerdos millonarios con empresas como Swiftair o Globalia (Viajes Ecuador, Halcón Viajes, Touring Club y Air Europa). Como han denunciado en la campaña por el cierre de los CIEs, existen redadas selectivas en busca de inmigrantes irregulares de una nacionalidad determinada días antes de la salida de un vuelo, «probablemente para facilitar el trabajo de expulsión a estas compañías aéreas». Y es que «pese a las numerosas declaraciones en contra de la trata de seres humanos y del negocio relacionado con la inmigración ilegal, constatamos una vez más que las propias empresas europeas, desde la gestión privada de las fronteras hasta las empresas satélite, hacen negocio con la criminalización de la pobreza».