Natxo MATXIN
OSASUNA | Primera derrota lejos de El Sadar

La sangría defensiva no tiene límite

Ocho goles ha encajado la escuadra navarra en los dos últimos partidos, unos números inaceptables para un conjunto que aspira al ascenso. Las jugadas a balón parado volvieron a convertirse en una auténtica pesadilla para una zaga que hizo aguas por todos lados.

OSASUNA 3

LUGO 4

Largo, muy largo, se le tuvo que hacer ayer el viaje de vuelta a la expedición rojilla. No porque se perdiese en Lugo, sino por la forma en que se llegó a tan negativo resultado. Ausencia de tensión defensiva que dio lugar a encajar otra vez cuatro goles -esta vez ante un rival que solo había marcado un tanto en cinco jornadas-, un penalti entre innecesario y riguroso -el colegiado pitó primero corner y luego rectificó- que desestabilizó al equipo, diez últimos minutos que mandaron al traste el 2-3 que campaba en el marcador y, para más inri, la grave lesión de Lotiés, al romperse el tendón de Aquiles de la manera más tonta.

Demasiados aspectos en los que tendrá que seguir insistiendo Jan Urban para su pronta corrección o este equipo va a ser una auténtica sangría cada vez que el adversario se aproxime a sus dominios. Si es cierto que este Osasuna tiene el sueño de pelear por el ascenso, no puede manejarse de semejante manera a la hora de defender las jugadas a balón parado. Todo conjunto se construye desde atrás y, ahora mismo, los cimientos rojillos están agujereados.

Los derroteros por los que iba a discurrir el choque ya quedaron marcados en sus inicios, tremendamente eléctricos. Dos goles en apenas cuatro minutos, golpeando primero Osasuna con un Nino entonado de cara al marco contrario gracias al ímpetu de Raoul Loé -el africano fue protagonista importante del partido- para ganar una pelota aérea dentro del área lucense. Mejor imposible para empezar fuera de casa.

Sin embargo, a la escuadra rojilla le costó nada ofrecer los primeros síntomas de su enfermedad defensiva. Una bien llevada contra visitante por el lado izquierdo permitió que Iago Díaz fuese más rápido dentro del área que Miguel Flaño para colar el balón en las redes. La igualdad en el marcador daba paso a una prolongada fase en la que, tras los fulgurantes primeros minutos, el tanteo entre ambos púgiles se convirtió en la tónica constante.

Un periodo de ritmo bastante más sosegado, con alternancia en la posesión de la pelota -algo más del lado rojillo, cabría decir- y un Lugo saliendo rápido a la búsqueda de los huecos defensivos navarros, que los hubo y muchos. Pese a ese descenso en la tensión futbolística, no dejaron por ello de sucederse buenas oportunidades para ambas escuadras. Nino, en el 31, estuvo muy cerca del segundo, pero su disparo salió pegado al poste tras una buena dejada de Loé. Los anfitriones contestaron al reto tres minutos después, cuando Lolo Plá estrelló un cabezazo en el poste de Riesgo.

El pulso goleador se aceleró conforme se acercaba el momento de marcharse a vestuarios. Osasuna volvía a mostrarse vulnerable en las jugadas de estrategia encajando una segunda diana a saque de esquina botado por el exrojillo David López y bien cabeceado por el ariete local. Al revés que en el inicio del encuentro, los rojillos dieron la réplica a renglón seguido con un inmejorable testarazo de Loé a la salida de una falta sacada por Roberto Torres.

Había que esperar a la segunda mitad -les costó coger el sitio a los de Urban- para ver todavía otras tres dianas más. Con bastantes más precauciones que en el primer periodo, el centrocampismo se adueñó del envite en los primeros compases de la reanudación. Hasta que Nino, el mejor de los rojillos, volvió a conectar con sus compañeros en el 68. Todo parecía de cara, pero el suplicio estaba por llegar, en forma de penalti muy protestado y puntilla final con el gol en propia puerta de Maikel Mesa en otro corner que Osasuna no supo defender.

Urban: «No se puede encajar tan pronto»

Disgustado por cómo transcurrió el último tramo del encuentro disputado en Anxo Carro, el preparador osasunista, Jan Urban, no tuvo pelos en la lengua al asegurar que, «si se quiere subir, el equipo no puede encajar un gol tan pronto», en referencia al que anotó Iago Díaz en el minuto cuatro.

El técnico polaco también se refirió a la jugada clave del encuentro, el penalti pitado a falta de diez minutos para el final, y que consideró que no había sido pena máxima. Además, señaló que «hay que aprender pronto y asumir cada uno la responsabilidad tras perder un partido que teníamos de cara».

N.M.