Con cuentagotas y dos meses después de que comenzaran los trabajos, pero el Eibar va desvelando su proyecto para la Tribuna Norte, pilar de la ampliación de Ipurua. En realidad, el proyecto del club, que, si no se toman en cuenta las alternativas planteadas, podría ser aprobado por el Ayuntamiento en un Pleno extraordinario en un par de semanas, incluye también la reforma de las Tribunas Este y Oeste pero, según explicó ayer el arquitecto del club Gorka Unamuno, «lo único seguro es la reforma de la Tribuna Norte. Más adelante nos gustaría seguir pero dependerá de una serie de condicionantes, algunos de ellos ajenos al club».

Si finalmente es aprobada por el Consistorio, esta reforma inicial, presupuestada en unos dos millones de euros, dotará a Ipurua de más localidades, más seguridad y más servicios. De hecho, solo con la ampliación de la Grada Norte se superarían los 6.000 asientos que la LFP exige a los equipos de Segunda A, ya que se pasaría de las 720 localidades que tiene en la actualidad a 1.950, con lo que el estadio alcanzaría las 6.480. Además, a la espera de lo que pueda suceder con el resto del proyecto, y si el equipo se mantiene en Primera, la idea del club es mantener las dos gradas provisionales de mecanotubo instaladas en los dos córners a los lados de la Tribuna Oeste. Suponen 260 asientos más, que además permiten ubicar a los seguidores visitantes, cumpliendo con los protocolos de seguridad, separados de la afición local.

La seguridad también mejorará con la nueva grada proyectada por el Eibar, ya que contará con seis vomitorios y cuatro accesos desde la calle Indalecio Ojanguren. Además, el proyecto contempla dotarla de una serie de servicios, algunos de ellos muy demandados por los aficionados, como váteres o cantina. «Antes existía la costumbre de salir en el descanso a los bares de alrededor -explicaba Unamuno- pero ahora está prohibido por motivos de seguridad y es algo que se nos viene pidiendo». A pie de calle, la tribuna también contaría con locales ideados como «aulas de uso formativo y social», donde se realizarían «charlas u otras actividades con padres, niños, deportistas, federaciones, incluso reuniones vecinales...». Lo que no sabe Unamuno es si esas mejoras repercutirán en el bolsillo de los aficionados, que ahora pagan menos en esa ubicación que en la Tribuna Principal. «No puedo decirlo, es cuestión del Consejo de Administración -admitió-. Mejora la comodidad de la gente pero no se si tendrá repercusión en los precios».

En cuanto el Ayuntamiento dé el visto bueno, las obras volverán a ponerse en marcha. Se realizarán en dos fases. Primero se echará abajo la mitad más próxima a la Tribuna Oeste, con todos los abonados instalados en la otra mitad y la grada provisional de mecanotubo. Una vez reconstruida, se pasará a los socios a esa mitad y se realizará el mismo proceso en la zona colindante con la Tribuna Este. En total, está previsto que las obras duren unos ocho meses. Unamuno reconoce que «nos gustaría que estuviese ya en marcha porque la idea era que, al menos, el último partido de temporada se disputase con la Tribuna ya completa. Y lo que sí queremos es que esté acabada para los actos del 75º aniversario», que se cumple el próximo año.

En lo que respecta a las afecciones a la calle vecina, Unamuno mostró una serie de infografías en las que se comprueba que el voladizo de la nueva Tribuna, que estará recubierta por una suerte de malla que dejará pasar la luz exterior, no supera la acera colindante y recordó el estudio de soleamiento hecho público esta semana, según el que la afección de sombra a la calle Indalecio Ojanguren es mínima. Indicó, asimismo, que la fachada podrá albergar el «Muro de la defensa» -los paneles con los nombres de los accionistas que contribuyeron a la ampliación de capital- si el club así lo estima oportuno.