Entre lanzados y arrojados al partido

Declaraba Jaume Ponsarnau que, pese a la «euforia» vivida tras la victoria en Manresa, sus jugadores habían preparado el derbi completamente «centrados». No hay motivos para dudar de las palabras del técnico doostiarra ni de la profesionalidad de su plantilla, pero desde luego que en el mediodía de ayer la concentración, así como el acierto y las ideas claras, jugaban solo con la camiseta del Baskonia. Un Baskonia especialmente revitalizado tras ganar la «final» ante Olympiacos y que aprovechó la efervescencia ganadora para barrer de la pista a un Gipuzkoa Basket que ni estuvo y casi ni se le esperó en el derbi.
Después de ducharse y cambiarse, el cabreo que aún tenía David Doblas consigo era de campeonato, y no era para menos. Quizá el cántabro y los suyos deban canalizar esa rabia de cara al derbi del sábado en el Bilbao Arena.

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