Iñaki Iriondo
Gasteiz

El Supremo veta a Bildu por nueve votos a seis y deja las elecciones del 22-M en manos del Constitucional

La Sala del 61 del Supremo ha acatado la decisión del Gobierno Zapatero de impugnar las listas de la coalición Bildu y de otras agrupaciones. En una sentencia dictada pasadas las 23.00, les prohibe concurrir a las urnas por nueve votos a favor y seis en contra. El recurso final ante el Constitucional se resolverá el jueves.

Una hora antes de que finalizara el plazo para dictar sentencia, el Tribunal Supremo ha comunciado que expulsa a Bildu de las eleciones municipales y forales del 22 de mayo. Nueve magistrados han votado por la exclusión y seis a favor de la participación. Un último juez ha propuesto aceptar unas listas y rechazar otras.

La última decisión queda ahora en manos del Tribunal Constitucional. La coalición tiene dos días para presentar su recurso por vulneración de derechos y el Constitucional deberá tomar una decisión antes de que a las 00.00 horas del viernes comience la campaña electoral.

En contra de lo que es la opinión mayoritaria en Euskal Herria, expresada estos días incluso por boca de dirigentes del PSE, la Sala del 61 del TS ha vuelto a dar por buena la versión de la realidad que ofrecen los informes policiales y el Gobierno español.

Pero, de nuevo, se observa una profunda división del Alto Tribunal español, que en cierta medida reproduce la que se produjo durante el debate sobre la inscripción de Sortu como partido político.

De hecho, el ponente inicial del auto sobre Bildu, el magistrado Rafael Gimeno-Bayón, se ha mostrado partidario de la presencia electoral de Bildu. El nuevo ponente será Francisco Javier de Mendoza, y los seis magistrados que han votado en contra de la mayoría suscribirán un voto particular defendiendo que todas las listas de Bildu deberían haber pasado. El magistrado José Manuel Sieira suscribirá su propio voto señalando que algunas de las listas deberían haber pasado el filtro.

El cambio de ponente supone un nuevo inconveniente para Bildu, puesto que para recurrir el auto debe conocer sus argumentos y no los sabrá hasta que haya un escrito.

La decisión del Tribunal Supremo había sufrido ya un retraso de veinticuatro horas al decidir la Sala del 61 ampliar el plazo para la presentación de alegaciones por parte de Bildu. Lo que parecía una decisión garantista, bien puede interpretarse también como un intento del TS de evitar otro motivo de cuestionamiento ante el Tribunal Constitucional o el de Estrasburgo, un movimiento que finalmente perjudica a Bildu, por cuanto sus plazos para preparar el recurso también se han visto acortados.