
Sokamuturra Zezen Elkartea ha respondido en un comunicado a la movilización realizada por la iniciativa Sokamuturra Ez el pasado 11 de agosto en el Puerto Viejo de Algorta, donde se demandó el fin de esta práctica por el «sufrimiento» provocado a las vaquillas, así como el resto de actos festivos en que se utilizan animales.
Explica antes que nada que la asociación fue creada hace ocho meses, «considerando que era imprescindible para así hacer frente a la desinformación y la manipulación». Se declaran «muy contentos con la acogida y el crecimiento que ha tenido la asociación. Lo que comenzó como una idea de tres jóvenes en un caserío, en poco tiempo ha llegado a reunir a unas 100 personas».
Pese a la movilización de protesta ante el evento del día 12, consideran que «fue un día inmejorable» con «una participación impresionante y miles de espectadores que vinieron desde muchos sitios a disfrutar del espectáculo», del que dicen que «reúne a personas de diferentes edades, géneros, ideologías políticas y culturas».
«El hecho de que la sokamuturra se haya transmitido de generación en generación y que tantos jóvenes participen y asistan como espectadores, es el claro reflejo de lo profundamente arraigado que está en nuestro municipio.
Hay que tener en cuenta que esta prueba organizada por la comisión de fiestas del Puerto Viejo desde principios de los años 70, es única en el mundo. No existe ningún otro espectáculo en el que se unan palo, arena y vaca», esgrime Sokamuturra Zezen Elkartea.
Más allá de este acto concreto, consideran que «si hablamos del día a día del caserío y la vida de los animales, está claro que la desinformación y la manipulación han predominado. En la Comunidad Autónoma Vasca existen actualmente unas 1.000 vacas bravas, repartidas en 10 ganaderías. Cada animal realiza una media de seis salidas al año de unos 10 minutos cada una, pasando el resto del tiempo en pastos y montañas».
Añaden que «hay que tener en cuenta que las vacas que vienen a Getxo son adultas, siendo normal ver animales de incluso 14 años. La gente está acostumbrada al gran volumen que tienen los animales destinados a carne o leche, y desde algunos sectores se ha intentado aprovechar el menor tamaño de las vacas bravas para difundir por todas partes que los animales que vienen a Getxo son recién nacidos», se quejan.
Apoyo a los ganaderos
Defienden además la labor de los ganadores de vacas bravas, que «se dedican a esto por pura afición. En la Comunidad Autónoma Vasca no es posible vivir de ello, y los ganaderos dedican su tiempo libre —lo que en castellano llamamos ocio— a esta actividad. Quieren tanto a sus vacas que dedican los 365 días del año a su cuidado. A esto hay que sumarle todas las dificultades que supone trabajar en el sector primario: la imposibilidad de conseguir nuevas tierras, la falta de relevo generacional, el aumento constante de la burocracia...»
Consideran la ganadería extensiva importante para «mantener los pastos verdes y los bosques limpios» en un momento en que los incendios asolan muchos territorios. Y reivindican en paralelo que «nuestros paisajes son cultura, nuestras razas autóctonas (como las vacas bravas) son cultura, nuestros sokamuturras son cultura. Está bien impulsar cambios, pero siempre teniendo en cuenta qué consecuencias pueden acarrear».
A todo ello suman que «parece que hay animales de primera y de segunda. Ante un pollo, cerdo o cualquier producto animal comprado en bandeja en el supermercado, no hacemos ninguna reflexión interna. Ni siquiera pensamos de dónde vienen los alimentos que comemos en un simple pintxo de un bar. Pero al ver a los animales una vez al año en nuestro municipio y olvidándonos de los 364 días restantes que pasan libremente en el campo, lo único que se nos viene a la cabeza es la palabra ‘maltrato’». «¡Cuidemos nuestro sector primario, a nuestros ganaderos y a nuestros animales!», concluye el comunicado.
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