Iñaki IRIONDO
GASTEIZ

Una sentencia del muro de Donostia desnuda el montaje de un ertzaina

El agente 10.514 intentó que a Edurne Martínez le condenaran por atentado a la autoridad acusándola de darle patadas en la rótula cuando la sacaba del muro popular montado en Donostia el 19 de abril de 2013. Pero en un vídeo se le ve que llegó a donde Edurne más tarde y ya cojeando. Así lo recoge la sentencia que absuelve a la joven de Altsasu.

El agente 10.514 es, por lo que cuentan quienes lo vieron, un hombretón enorme, lo que se conoce como un verdadero «armario». Edurne Martínez es, por contra, una joven más bien menudita, sobre todo en comparación con el ertzaina.

A Edurne Martínez le juzgaron el pasado 2 de julio acusada, entre otras imputaciones, de atentado a la autoridad y lesiones, pidiendo la Fiscalía para ella 15 meses de prisión. El agente 10.514 aseguraba que el 19 de abril de 2013, durante el desalojo del muro popular construido en Donostia, «cuando fue a levantar del suelo» a la joven de Altsasu «sintió dos patadas en la rótula y la detuvieron». Según el ertzaina, «tuvo lesiones y acudió a Mutualia de urgencias y manifestó que le dolía la rótula bastante y no puede precisar lo que dijeron los médicos, así que se remite al parte de lesiones» presentado.

Por contra, Edurne Martínez declaró que le levantaron del grupo agarrada por la coleta, haciéndole «mucho daño», que la separaron seis o siete metros del grupo, la tumbaron boca abajo y otros ertzainas llegaron y uno se sentó sobre ella.

Un vídeo decisivo

Y en esta ocasión el juicio no fue un problema de una palabra contra otra, porque la defensa de Edurne Martínez aportó un vídeo que llevó a la jueza a determinar que las pruebas «avalan las manifestaciones de la acusada, que afirmaba que el agente faltaba a la verdad en el relato de los hechos».

Se observa que un agente, que pese a ir encapuchado es identificable como el 10.514 por su corpulencia, acude a donde ya está retenida Edurne con un andar «anómalo, como cojeando» y «al llegar donde se encontraba la acusada, se arrodilla junto a ella». La sentencia recoge que se puede ver que ni participa en el desalojo de la joven ni esta le da ninguna patada. No niega la jueza que el ertzaina pudiera sufrir sus lesiones durante el desalojo del muro popular, pero determina que estas no fueron en la detención de Edurne Martínez.

La joven de Altsasu fue juzgada junto a un joven, al que también se le acusaba de atentado y lesiones. Ambos han quedado absuelto de este delito, en el segundo caso por la declaración del propio ertzaina que no se sintió agredido.

La única pena impuesta fue de una multa de 300 euros por una falta «contra el orden público» al no haber desalojado el lugar cuando la Ertzaintza les advirtió de ello.

Posible delito de falso testimonio agravado

La actuación del agente 10.514 pude entenderse como un delito de falso testimonio del artículo 458 Código Penal, ya que la falsedad de las declaraciones tuvo lugar en un juicio y en aspectos esenciales de los hechos, no sobre cuestiones intrascendentes. Además, al ser el falso testimonio en contra de una acusada en una causa criminal por delito, la pena sería más grave, de 1 a 3 años de prisión y multa de 6 a 12 meses. Dependerá de la decisión de la joven afectada y su abogado llevar o no la actuación del ertzaina ante los tribunales. I.I.