Iker BIZKARGUENAGA
BILBO
Elkarrizketa
JOSU ERKOREKA
CABEZA DE LISTA DEL PNV POR BIZKAIA

«La unilateralidad es inviable y no contribuye a la cohesión social»

El domingo fue jornada de celebración en Bermeo, exultante tras la victoria de Urdaibai, pero Josu Erkoreka (Bermeo, 1960) no está para fiestas; toca campaña y la agenda no da tregua, ni siquiera cuando el mercurio roza lo insólito en el centro de Bilbo.

Cuando se le comenta si en esta campaña los jelkides están más relajados que en la anterior, la de junio, Josu Erkoreka se pone alerta. «Si aparenta que estamos más relajados es que estamos haciéndolo mal, en estas elecciones nos jugamos mucho más». De las encuestas se fía lo justo, y tiene claro que la próxima será una legislatura de acuerdos «o no será legislatura».

En esta campaña están poniendo en valor su capacidad de acordar, pero lo cierto es que mantienen un acuerdo con el PSE en las diputaciones, en las capitales y han tenido un pacto de legislatura con ese partido. ¿Van a mantener esa línea o van a intentar abrir el abánico?

A lo largo de la legislatura hemos sido capaces de trabar acuerdos que han sido imprescindibles para poder gobernar con un mínimo de estabilidad. En las elecciones de hace cuatro años el resultado nos dio una mayoría minoritaria que no nos permitía gobernar en solitario. En aquel momento se intentó trabar alianzas, estrategias compartidas con otras formaciones, pero no fue posible; por unas u otras razones, todas aquellas con las que hablamos nos dijeron que no, porque no veían que en aquel momento se dieran las condiciones para afrontar una estrategia compartida de gobierno con nosotros. Tuvimos que empezar la legislatura con 27 escaños de 75, lo cual obligaba a alcanzar acuerdos. Hemos alcanzado acuerdos importantes, algunos interinstitucionales, con las diputaciones y con Eudel, y también acuerdos estratégicos en el Parlamento, con el PSE uno para la reactivación económica y creación de empleo; con PSE y PP el pacto fiscal... Y quiero poner en valor el éxito que supuso el acuerdo con la izquierda abertzale en la llamada Ley Municipal, una ley que venía siendo reclamada por el escalón municipal desde hace muchos años, un objetivo acariciado por muchos ejecutivos.

En la pasada legislatura quedó pendiente el tema del autogobierno. ¿En la próxima habrá acuerdos en este ámbito?

En la pasada legislatura dimos los primeros pasos en la búsqueda de un acuerdo de autogobierno en esta fase, en la que se ha superado el ciclo de las ilegalizaciones y se ha superado también el ciclo de ETA. Sabíamos que el encuentro era difícil, no se nos ocultaba, porque las posiciones de partida son antagónicas, pero creo que se puede constatar una voluntad mayoritaria de alcanzar acuerdos no excluyentes. En el discurso de las formaciones políticas parece prevalecer un espíritu de búsqueda de acuerdos integradores.

En la pasada legislatura la Ponencia de Autogobierno desarrolló un trabajo importante, pero no se han dado los pasos definitivos porque el fin de la legislatura se nos echó encima. Se han constatado las diferencias existentes entre los partidos, pero ha quedado pendiente la búsqueda de puntos de encuentro entre unos y otros. Aquí, tras años de desencuentro, es bueno actuar sin prisas, con la prudencia oportuna y dando prioridad al encuentro sobre la pretensión de hacer prevalecer los intereses y planteamientos políticos de cada uno. También en el ámbito de la convivencia es bueno seguir el principio de que aunque vayamos más lentos es mejor que lo hagamos de forma que nadie se sienta excluido.

¿Un eventual acuerdo entre PNV, EH Bildu y Elkarrekin Podemos sería suficientemente mayoritario y transversal o cree necesario incluir a otros?

Me parece delicado iniciar la andadura con un planteamiento que de entrada da por supuesto que determinados actores no tienen por qué estar porque no comparten determinados planteamientos. En este momento lo que procede es la búsqueda de una concertación abierta, sin exclusiones, sin límites y sin planteamientos apriorísticos que de entrada dan por supuesto que algunos actores no pueden estar en la construcción del proyecto común. Porque tenemos una historia a la que tenemos que responder y procurar darle superación, que pasa por ese esfuerzo integrador.

Pero esa «obligatoriedad» de incluir, por ejemplo, al PSE, da capacidad de veto a un partido que podría ser cuarta fuerza en la Cámara. ¿No puede ese partido usar esa capacidad para frenar todo avance en ese ámbito?

Sería bueno que todo el mundo afrontara este proceso con la altura de miras suficiente como para saber que lo que tenemos entre manos es algo muy importante. Estamos hablando de la convivencia futura, de la articulación política futura de Euskadi, y para eso todo el mundo va a tener que hacer un esfuerzo de aproximación, y nadie puede pretender que sus postulados se van a ver reflejados en un 100% en el producto final. Esa necesidad de aproximación y flexibilización de posiciones es algo que emplaza a todo el mundo, al PSOE, al PP, a quien sea. Por eso sería bueno que ese esfuerzo fuera acompañado por un compromiso de todos de una búsqueda honesta de puntos de encuentro. Si alguien considera que tiene capacidad de veto y se aferra a eso porque sabe que puede bloquear cualquier acuerdo que no cuente con su concurso, no estaría siendo leal. Pero eso, en este momento, hay que formularlo en términos genéricos para todos los actores.

Se declara contrario a la unilateralidad, pero en un escenario en el que una de las partes está en una posición de fuerza y no ve necesidad de acuerdo, ¿es posible una relación bilateral como la que plantea el PNV?

Tan contrario me he mostrado a la unilateralidad que seguramente soy quien durante esta última legislatura con más fuerza y contundencia ha denunciado los excesos unilaterales del Gobierno central. Porque me ha correspondido como portavoz del Gobierno hacer denuncias sistemáticas de la dinámica recentralizadora del Ejecutivo de Mariano Rajoy, desde la idea de que su actuación estaba siendo desleal con el pacto estatutario. Soy contrario a un planteamiento unilateral que quiebra los acuerdos, pero no acabo de ver tampoco ni la viabilidad, ni la posibilidad ni la pertinencia de un planteamiento unilateral en ningún otro sentido. Todos los modelos que conozco de ejercicio del derecho a decidir son modelos bilaterales y pactados. Se mire donde se mire, siempre y cuando se mire a algún sitio que pueda ser equiparable o referencia para Euskadi. El caso de Quebec es un modelo pactado, el caso de Escocia es un modelo pactado... Yo no conozco fórmulas unilaterales que hayan fructificado recientemente en el mundo occidental, se podría citar el caso de Kosovo, pero preferiría no hacerlo porque no es modelo para nada. Las fórmulas unilaterales son inviables y no contribuyen a la cohesión social y a la estructuración de la convivencia en términos incluyentes. Es como lo veo ahora.

Pero su planteamiento exigiría una disposición de acuerdo por ambas partes; ¿ve usted posibilidad de que Madrid se avenga a un proceso como el de Quebec o Escocia? No parece, ¿no?

Bueno, Madrid no es ni un partido ni una sola realidad. En Madrid vemos ahora que emergen partidos que empiezan a tener resultados importantes incluso con un planteamiento que hace un par de años nos hubieran parecido inconcebibles. Por tanto las cosas no son tan monolíticas como parecen y puede haber una expectativa de cambio y de modulación de posiciones que puede tener su incidencia en la búsqueda de soluciones en Euskadi. En cualquier caso, lo que no acabo de ver es un planteamiento estrictamente unilateral desde el principio al final, que alguien decida por sí mismo sin pactar una solución, un acuerdo, ni siquiera los términos de una consulta. Eso sí que veo que no es viable en el mundo occidental en general y en la Europa en la que estamos en particular.

Andoni Ortuzar se refirió a los líderes de los principales partidos del Estado como paracaidistas, ¿cree que lo que ocurre en el Estado va a condicionar también estos comicios?

Espero que no. Y es que además me vengo resistiendo rabiosamente, desde el inicio de la campaña a que se considere que las elecciones vascas no interesen más que en la medida en que sus resultados puedan condicionar el escenario español. Me parece un planteamiento inasumible y radicalmente desleal con lo que es el espacio político vasco y su expresión democrática.

Están hablando mucho de economía, de la salida de la crisis, pero hay comarcas que aún tienen más de un 20% de paro...

La recesión ha terminado. Nosotros cuando entramos al Gobierno vivíamos un momento económico francamente negativo, estábamos claramente en recesión, todos los indicadores económicos eran negativos, todos, y sin embargo ahora todos los indicadores económicos son positivos: crecimiento, exportaciones, comercio, consumo, turismo, empleo... ¿Esto quiere decir que los problemas se han resuelto? En absoluto, todavía hay mucho que recorrer, para recuperar empleo, más empleo, y sobre todo para lograr que el empleo que se consiga sea de más calidad. En los últimos tres años se han creado 30.000 empleos, pero de esos 30.000 efectivamente hay no pocos que no reúnen las condiciones de calidad suficiente para dar satisfacción a quienes han accedido a ellos de cara a un planteamiento serio de vida. Somos conscientes de que hay que mejorar.

¿El veto judicial a un candidato soberanamente elegido por sus bases no merecía una respuesta más contundente por parte del resto de los partidos?

El caso de Otegi no es de ahora, viene de atrás, y sobre su situación judicial ha habido pronunciamientos clarísimos, en un sentido y en otro. Hay quien en un alarde de desprecio a los propios principios constitucionales sigue diciendo que es un terrorista que no debería ser candidato ni estar presente en la vida pública, lo que va contra los principios del derecho penal democrático. Y hay quien –ha sido mi caso personal pero también del Gobierno del que he sido portavoz, y el PNV– ha venido sosteniendo que las sentencias que se dieron en el «caso Bateragune» fueron contrarias a los derechos fundamentales. Y además inoportunas desde el punto de vista político. A partir de ahí, la situación de Otegi era conocida, él la conocía desde hace tiempo, se sabía que su situación jurídica no era tan sencilla como en algunas ocasiones se ha vendido, era más complicada, entraban en juego varios principios jurídicos. Las formaciones políticas ya en pleno periodo preelectoral toman sus posiciones, y creo que las posiciones han sido suficientemente claras. Y poco más se puede hacer para que una persona que ha sido inhabilitada no lo sea.